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viernes, 12 de febrero de 2010

EL SIGNIFICADO DE UNA CALAMIDAD NATURAL

¿QUÉ HAY DETRÁS DE UNA PLAGA DEVASTADORA DE LANGOSTAS?

“Delante de Él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su esplendor”. Joel 2:10

“Su número era pasmoso; toda la ladera de la montaña estaba ennegrecida por ellas. Caían del cielo como un diluvio viviente. Cavamos trincheras, encendimos fogatas, y golpeamos y quemamos pilas y pilas de ellos; pero el esfuerzo fue irremisiblemente vano. Subían ola tras ola, por la ladera de la montaña y se derramaban sobre rocas, vallados, zanjas y cercas. Las que venían detrás cubrían y pasaban por sobre los montículos de las que habíamos matado. Era perfectamente aterrador contemplar cómo este río viviente fluía cuesta arriba por el camino, y trepaba por la colina que está detrás de mi casa. Durante cuatro días continuaron pasando rumbo al este…”.

Esta es una descripción real de una invasión de langostas. Las descripciones del resultado son igualmente aterradoras. Una vez retiradas las langostas, parecía como si el terreno hubiese sido arrasado por un fuego abrasador.

¿Por qué he sobrevivido?

Muchos observadores asombrados han escrito relatos de enjambres de langostas, pero ninguno lo ha hecho más gráficamente que Joel. Con imágenes pulidas e impresionantes él describió la asolación. Su pueblo se enfrentaba con la hambruna y Joel pintó un cuadro verbal de pesadumbre y temor.

Los desastres naturales dan pie a muchas preguntas. ¿Por qué permitió Dios que ese desastre sucediera? ¿Por qué he sobrevivido yo mientras que otros han muerto? ¿Hay en esto alguna lección? En el caso de Joel, la plaga de langostas sirvió para llevarlo a una profunda percepción del plan universal de Dios.

Joel no tenía duda alguna de que Dios estaba detrás de la plaga. Es más, el describió a Dios dirigiendo a las langostas como un general que envía un ejército a la batalla (Joel 2:11). Las langostas representaban “el día de Jehová”, un juicio sobre Judá. A diferencia de muchos de los otros profetas, Joel no dedicó tiempo al análisis de los males de Judá. Su atención cayó en el remedio.

Joel exhortó a los sacerdotes a llamar a la nación a un día de oración y ayuno a fines de que el pueblo regresase a Dios. Entonces Dios repararía los daños causados por la langosta y haría aun más que eso: “Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas por vosotros”. (Joel 2:26). Saldrían de esta experiencia con una confianza nueva y perdurable en el amor de Dios. Así ha sucedido muchas veces en la vida del pueblo de Dios: un desastre los ha apremiado a llegar a una relación más profunda con él.

Los planes más amplios de Dios

Aunque esta plaga de langostas fue en realidad la peor de que tuviera noción Joel (1:2-3), no queda ningún registro de esa invasión aparte del que nos dejó el. La verdad es que aún los peores desastres naturales se borran de la memoria. Joel deseaba que este desastre lograra que la gente enfocase su atención en algo más permanente – un Dios Eterno.

Joel quería que el pueblo de Dios creyese que Dios controlaba la langosta y, más importante aún, que Dios guiaba todo el curso de la historia según su plan. La destrucción por parte de la langosta había sido terrible y la reparación de Dios de los daños había sido maravillosa. Joel vio que el Espíritu de Dios transformaría a su pueblo, convirtiéndolo en gente que lo amaría constantemente, y no solamente cuando un desastre demandase su atención. Después de un tiempo de juicio terrible, Dios crearía una ciudad renovada y segura para su pueblo, una ciudad en la que Él mismo moraría.

Tomado de la Biblia Devocional de Estudio de la Liga Bíblica.
¡Les Bendigo!

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