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jueves, 25 de febrero de 2010

EL POR QUÉ DEL RECHAZO DE SAÚL

EL LÍDER QUE CEDIÓ BAJO PRESIÓN

“Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”. 1 Samuel 15:23

Saúl tenía todo a su favor. Alto y bien parecido, llamaba la atención de la gente por su apariencia. Dios lo escogió para ser el primer rey de la historia de Israel. Poco después era ungido en secreto. El Espíritu de Dios vino sobre él – éste fue un encuentro con Dios que afectó su personalidad.

Casi inmediatamente Saúl se hizo cargo de una operación militar de rescate, salvando de la mutilación a la gente de una ciudad sitiada. Luego fue coronado rey en ceremonia pública, aunque él mismo no había hecho campaña alguna para lograr el cargo. (Es más, se ocultó durante la selección). Sabiamente, se negó a que sus oponentes fuesen castigados. En vez de ello, unificó a las doce tribus tras de sí, aun cuando él mismo provenía de una tribu pequeña y minoritaria.

Saúl escogió a los mejores jóvenes para servir en su ejército. Uno de ellos, David, no solamente era un general hábil, sino también un seguidor leal que nunca se opondría a Saúl – aún cuando tuvo una buena excusa para hacerlo. David se casó con la hija de Saúl y el hijo mayor de Saúl, Jonatán, se convirtió en el mejor amigo de David. Esto debería hacer solidificado la alianza, sellando el éxito de Saúl.

Deterioro bajo presión

Y con todo, la vida de Saúl, tomó un giro trágico. La primera señal de dificultades, según lo relata 1 Reyes, apareció poco después de haber ascendido al trono. Mientras preparaba la campaña contra los filisteos, Saúl se mostró impaciente. Samuel, que estaba encargado de dirigir la preparación espiritual adecuada para la batalla, se retrasó siete días. Los hombres de Saúl comenzaron a desertar y Saúl decidió que no podía esperar más. El mismo comenzó a efectuar los sacrificios religiosos que se suponía que Samuel, el sacerdote, tenía que presentar. En ese momento llegó Samuel. Increpó duramente a Saúl (1 Samuel 13:13-14). El apuro de Saúl, aunque parezca insignificante, demostraba una debilidad interna: su disposición a comprometer, bajo presión, las direcciones que Dios le daba.

La batalla tomó lugar poco tiempo después e Israel triunfó milagrosamente. Pero en la victoria Saúl actuó algunas veces en forma vacilante y otras en forma apresurada. No podía decidirse a atacar. Luego hizo un voto jactancioso que desorganizó al ejército israelita, permitiendo que los filisteos huyeran.

Intento de asesinato

Cierto tiempo después Saúl entró nuevamente en componendas bajo una situación de apremio, al no seguir las instrucciones precisas que Dios había dado para la campaña militar (1 Samuel 15:3). Una vez más, Samuel lo atrapó en el momento justo. Esta vez acusó a Saúl de rebelarse contra Dios. Las palabras de Samuel deben haber resonado en los oídos de Saúl el resto de su vida: “Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”. 1 Samuel 15:23.

Sin el apoyo de Dios ni de Samuel, Saúl perdió su confianza en sí mismo. Un espíritu malo comenzó a atormentarlo. En vez de establecer una alianza con David, lo persiguió, obligándole a huir al desierto para salvar su vida. Eventualmente el temor redujo a Saúl a estado de inseguridad continua, incapaz de brindar liderazgo. En tal condición, él y su ejército perdieron una batalla histórica contra los filisteos, permitiéndoles recuperar el control. En dicha batalla, tanto Saúl como Jonatán perecieron.

Por qué fracasó Saúl

El libro de 1 Samuel no psicoanaliza a Saúl; simplemente anota lo sucedido. Los hechos, no obstante, apuntan a una moraleja. Saúl había comenzado con todas las oportunidades del mundo. Sólo parecía faltarle una compulsión fuerte para obedecer a Dios sin preguntas. Bajo la presión de las circunstancias, trató de “flexibilizar” las reglas. Perdió así el apoyo de Dios. Y se volvió cada vez más temeroso, apresurado y celoso.

El liderazgo malo de Saúl dejó a Israel en peores condiciones que al principio. El reino que David heredó de Saúl estaba de nuevo bajo la dominación militar filistea, y estaba dividido en norte y sur. Saúl demuestra la tragedia peculiar de un mal líder. No solo se daña a sí mismo. Inevitablemente arrastra a otros consigo.

Cuando a Usted se lo coloca en situación de liderazgo, ¿cómo responde ante los apremios? ¿Son las debilidades de Saúl las suyas?

Tomado de la Biblia Devocional de Estudio de la Liga Bíblica.
¡Les Bendigo!


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