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¿ES NECESARIA LA NAVIDAD?
Por: Jerry Solomon
Así que queremos preguntarnos: "¿Es necesaria la Navidad?".
Para encarar esta pregunta nos centraremos primeramente en la historia de la celebración y las costumbres que la acompañan. Luego nos concentraremos en el hecho de si la economía, las tradiciones o la teología la hacen necesaria.
Una breve historia de la Navidad
La iglesia primitiva no nos ha dejado ninguna indicación de que la Navidad formara parte de su calendario anual. Ciertamente el Nuevo Testamento no incluye un énfasis en este sentido. Philip Shaff, un historiador de la iglesia, sugiere “tres razones para esto."
En primer lugar, el Antiguo Testamento no presentaba ningún festival correspondiente, como en el caso de la Pascua o Pentecostés. En segundo lugar, el día y el mes del nacimiento de Cristo no aparecen en ninguna parte de la historia del evangelio, y no pueden ser determinados con precisión. Además, la iglesia se detuvo ante todo en la muerte y la resurrección de Cristo - el hecho completado de la redención- y lo convirtió en el centro del culto semanal y del año eclesiástico. Finalmente: la fiesta anterior de la Epifanía, brindaba un sustituto. Sin embargo, el impulso artístico religioso, que producía durante todo el año eclesiástico, tiene que haber traído a la existencia tarde o temprano una festividad que forma la base para todas las demás festividades en honor a Cristo".{1}
Así que la celebración de la Navidad apareció relativamente tarde en la historia de la iglesia. Y apareció como resultado de un cambio en la forma en que los cristianos trataron con la cultura que los rodeaba. Para ver la progresión de este cambio, será útil que consideremos las primeras festividades paganas que terminaron siendo transformadas por la iglesia.
Algunos eruditos afirman que el primer precursor de la celebración de la Navidad puede encontrarse dentro de una religión persa que influyó en la vida romana.
Una de las grandes festividades de la antigua Roma estaba relacionada con el solsticio de invierno, que se celebraba el 25 de diciembre como el Día Natal del Sol Invicto y estaba vinculado con la religión persa del mitraismo, uno de los rivales del cristianismo primitivo. La iglesia se apropió de este día para volver la atención de los cristianos del antiguo festival pagano hacia la celebración del "sol de justicia". {2}
Es especialmente interesante notar que el dios mitológico Mitra, de donde surge el nombre de mitraismo, "se describe como nacido de una roca, y su nacimiento fue visto por pastores en un día (25 de diciembre) que los cristianos reclamaron más adelante para el nacimiento de Cristo". {3}
En realidad, "la festividad de la Navidad fue probablemente la transformación o regeneración cristiana de una serie de festivales paganos afines, que se celebraban en Roma en el mes de diciembre, en conmemoración de la era dorada de libertad e igualdad universal y en honor del sol invicto, y que eran grandes días festivos, especialmente para los esclavos y los niños". {4}
Nuestra lucha contemporánea con la forma de reaccionar ante Halloween podría ser similar a la lucha que tuvo la iglesia primitiva con la Navidad. En particular, tuvieron que decidir si debían celebrar el nacimiento de Cristo y si lo celebrarían. Entonces la pregunta fue: ¿Cuándo tendría lugar esta celebración? Sus respuestas son instructivas para nosotros hoy.
Schaff describe esta regeneración de festividades paganas a la luz de los cambios culturales que comenzaron a afectar a la iglesia: "Si la festividad de Navidad hubiera surgido durante el período de la persecución, su derivación de estos festivales paganos hubiera sido refutada por la aversión entonces reinante de todo lo pagano; pero en la era nicena esta rigidez de oposición entre la iglesia y el mundo fue suavizada en gran medida por la conversión general de los paganos”.
Además, se escondía en esos festivales paganos mismos, a pesar de sus abusos sensuales, un profundo significado y una adaptación a una verdadera necesidad; podrían llamarse “profecías inconscientes de la fiesta de Navidad". {5}
Frank Gaebelein nos informa que antes que la Navidad fuera reconocida en Occidente, había otra festividad destacada entre los cristianos de Oriente. La primera referencia al 25 de diciembre como la fecha de la Natividad ocurre en el calendario filocaliano, que menciona su celebración romana en el año 336 d.C. Pero el reconocimiento del 25 de diciembre (en Occidente) ha sido precedido por el de otra fecha, el 6 de enero (en Oriente), cuando se celebraba la Epifanía, primero con relación al bautismo de Jesús en el río Jordán y luego con relación a la llegada de los sabios o magos para adorar al niño Jesús. {6}
Cuando el emperador Constantino se convirtió al cristianismo, sancionó la "cristianización" de varios énfasis paganos. Así que probablemente influyó "en la institución de una fiesta cristiana de cumpleaños del Sol de Justicia” (Malaquías 4:2) como un rival del festival pagano popular del Sol Invicto (Sol Invictus) en el solsticio de invierno". {7}
Pero es útil saber que su comprensión de la doctrina cristiana era tal que "no era consciente de ninguna exclusividad mutua entre el cristianismo y su fe en el Sol Invicto". {8}
Así que, desde la era de Constantino (306-337) en adelante, la Navidad fue incluida gradualmente en la cultura occidental. Para el tiempo de la Reforma, la mayoría de los líderes, incluyendo Martín Lutero, "estaban a favor de la abolición de todos los días festivos, excepto el domingo; pero los... viejos hábitos del pueblo se oponían a una reforma tan radical". {9}
"Durante el tiempo de Cromwell, en la Inglaterra del siglo XVII, (la Navidad) fue prohibida por el Parlamento, y en Nueva Inglaterra la celebración de la Navidad fue prohibida oficialmente". {10}
Actualmente, por supuesto, casi una cuarta parte de cada año está dedicada a la celebración de la Navidad en la cultura estadounidense. Y, como veremos, hay diversas costumbres que enfatizan varias facetas de este tiempo del año.
¿Debería esta historia hacernos sentir incómodos? ¿Deberíamos considerar disolver el tiempo de Navidad?
Obviamente, algunos han contestado: "¡Sí!" a estas preguntas, en el pasado y en el presente. Pero tal vez una respuesta más sabia sea prestar atención a las viejas tradiciones de la iglesia y decidir si esas tradiciones tienen un objetivo legítimo. Entonces nos vemos desafiados a decidir si debemos aislarnos de nuestra cultura, volvernos como nuestra cultura o transformar nuestra cultura. Al presente, parecería que deberíamos reevaluar lo que podría significar transformar el tiempo de Navidad para la gloria de Dios.
Costumbres
El tiempo de Navidad incluye muchas costumbres que damos por sentado. ¿Dónde, cuándo y cómo llegaron a tener estas costumbres un lugar en la celebración de la Navidad? Sus orígenes tal vez le sorprendan.
Alegría y regalos
"La alegría y la costumbre de dar regalos, especialmente a los niños, tal vez refleje la Saturnalia romana". {11} Durante esta festividad, los romanos honraban al "dios de la agricultura, dedicándose a comer y beber abundantemente, visitándose, con juergas enmascaradas y celebraciones de mala fama en las calles. Los tribunales cerraban y nadie era condenado por un crimen. Las apuestas eran legales. Los esclavos se vestían como sus amos y eran servidos por ellos. Se escogía un rey ficticio. Había intercambio de regalos; inicialmente, simples velas de cera o muñecos de arcilla". {12}
Follaje y luces
"En cuanto al uso de follaje y luces, esto se retrotrae a la celebración de las Calendas de enero, en la antigua Roma". {13} Las Calendas eran una celebración del año nuevo romano. La gente se regalaba ramas verdes, "cosas con miel", luces para iluminación y calor, y objetos de plata y oro. "Los cristianos usaban velas que simbolizaban a Cristo como la Luz del Mundo, aparentemente una combinación de costumbres romanas y hebreas". {14} Los druidas colocaban velas encendidas sobre ramas de árboles. La gente de la Edad Media ponía velas encendidas en sus ventanas en Nochebuena para guiar al niño Jesús en su camino. No se rechazaba a ningún extranjero, porque podría haber sido Cristo disfrazado.
Árboles de Navidad
"Los romanos decoraban los árboles con chucherías y juguetes durante la Saturnalia y colocaban velas sobre ellos para indicar el retorno del sol a la tierra". {15} "Los druidas honraban a Odín atando manzanas doradas y otras ofrendas a las ramas de los árboles". {16} En el siglo VIII, San Bonifacio habría dedicado su abeto al Santo Niño en oposición al roble sagrado de Odín. Sin embargo, Martín Lutero recibe el crédito por el árbol con el que estamos más familiarizados". {17} Los alemanes colocaban fruta, nueces doradas, pan de jengibre, rosas de papel y bolas de vidrio sobre sus árboles. Los polacos colocaban estrellas y ángeles. Los checos hacían ornamentos de cáscaras de huevo pintadas.
Escena del pesebre
Durante la Edad Media, la escena del pesebre fue usada para contar la historia del nacimiento de Cristo. San Francisco de Asís armó una natividad afuera de una cueva con animales y personas vivos. En Francia, los niños recogen musgo, piedras y follaje para una escena de natividad que se denomina crèche.
Villancicos
"Los primeros himnos de Navidad fueron escritos en el siglo V. Compuestos originalmente en latín, contenían principalmente temas teológicos. Los villancicos – canciones con temas personales más humanos - aparecieron en siglo XIII. Durante la Edad Media, la gente incorporó representaciones y obras a la celebración de Navidad. Los villancicos se convirtieron en una parte integral de estas representaciones. Luego de las obras, los cantantes de villancicos recorrían la calle cantando, lo que fue el comienzo de los villancicos callejeros". {18}
El tronco de Navidad
El tronco de Navidad se refiere a un tronco grande que solía ponerse en el hogar en Nochebuena como base del fuego. A veces los druidas quemaban un tronco de Navidad para representar simbólicamente la remoción de malos espíritus y el disenso en la familia en Navidad.
Muérdago
Para los nórdicos, el muérdago era sagrado para Frigga, la diosa del amor y madre del dios sol. Balder, su hijo, fue muerto por una punta de flecha sumergida en muérdago. Frigga derramó lágrimas que se convirtieron en las moras de muérdago. Frigga besaba a todos los que pasaban debajo del árbol. El sumo sacerdote de los druidas usaba una hoz dorada para cortar el muérdago sagrado.
Acebo
La planta de acebo era sagrada para el dios romano Saturno. Los romanos se daban guirnaldas de acebo con imágenes engalanadas de Saturno. Los cristianos adornaban sus hogares con esto. Los druidas creían que el acebo permanecía verde para que el mundo fuera hermoso cuando el bosque sagrado perdiera sus hojas.
Flor de Pascua
La flor de Pascua (poinsetia) fue traída a este país más de cien años atrás por el Dr. Joel Poinsett, el primer ministro de EE.UU. en México.
Tarjetas de Navidad
La primera tarjeta de Navidad pintada fue diseñada por John C. Horseley en 1846. El regalar tarjetas se convirtió en una tradición en la Inglaterra victoriana gracias a la reina y la historia "A Christmas Carol" de Charles Dickens.
Santa Claus
"Una fiesta medieval popular fue la de San Nicolás de Mira (alrededor de 340 d.C.), el 6 de diciembre, cuando se creía que el santo visitaba a los niños con admoniciones y regalos, en preparación para el regalo del niño Jesús en Navidad. A través de los holandeses, la tradición de San Nicolás (Sinter Klass, de donde surge Santa Claus) fue traída a Estados Unidos a su colonia de Nueva Ámsterdam, ahora Nueva York". {19} "Con los años, el Santa Claus estadounidense desarrolló muchas de las características seculares del Santa Claus británico, Father Christmas (Papá Noel), incluyendo su ingreso a la casa por la chimenea y el llenado de medias colgadas junto a la chimenea. Esta idea provino de una leyenda nórdica (escandinava). Pero el Santa Claus estadounidense quedó mejor definido en el siglo XIX. Clement Moore, en 1822, describió por primera vez a Santa Claus en un traje bordeado de piel conduciendo un trineo tirado por renos en su poesía 'Twas the Night Before Christmas'". {20}
Ahora que hemos recorrido la historia y las costumbres de Navidad, ¿podemos concluir que algo de esto es necesario en nuestro tiempo? Consideraremos la economía, las tradiciones y la historia/teología al intentar contestar esta pregunta.
¿Es necesaria la Navidad económicamente?
Primero, ¿Es necesaria la Navidad económicamente? C. S. Lewis, en su modo brusco y lógico, nos da razones para considerar la cuestión de la necesidad económica de la Navidad. Escribió: "Hay tres cosas que se conocen por el nombre de Navidad. Una, es una festividad religiosa. Esto es importante y obligatorio para los cristianos; pero, dado que no puede ser de interés para nadie más, naturalmente no diré más al respecto aquí. La segunda (con complejas conexiones históricas con la primera, que no necesitamos ver), es un feriado popular, una oportunidad de alegría y hospitalidad. Pero la tercera cosa que se denomina Navidad, lamentablemente, tiene que ver con todos... Quiero decir, por supuesto, el alboroto comercial".
Lewis sigue diciendo lo siguiente acerca del "alboroto comercial":
1. En general, da mucho más dolor que placer.
2. La mayor parte es involuntaria.
3. Se entregan cosas como regalos que ningún mortal ha comprado jamás para sí mismo.
4. La molestia. {21}
Este tipo de comentarios probablemente "suenen" como verdaderos para muchos de nosotros. Pero, ¿es realista intentar erradicar lo que se ha convertido en un elemento importante del sistema económico de este país?
Helen Dunn Frame ofrece algunas perspectivas sobre esta pregunta: "En cuanto a la economía, tal vez no estaríamos menos endeudados sin las compras de Navidad, porque... más de un cuarto del negocio minorista del año se realiza (durante el tiempo de Navidad), desde grandes almacenes a tiendas de comestibles. Sin este volumen de las fiestas, los precios durante el resto del año podrían ser más altos y podría haber menos trabajos disponibles". {22}
Esta reflexión nos deja con un desafío. Si queremos reducir el énfasis del lado comercial de la Navidad, ¿cómo lo hacemos sin afectar la economía? Tal vez la ganancia económica que viene del tiempo de Navidad pueda ser suplantada por alguna otra fiesta o énfasis. Pero, ¿cuál sería ésta? Tal vez sería abiertamente pagana, que no nos dejaría contentos. No parece haber una respuesta inmediata al dilema que enfrenta el cristiano al vivir en este país. Viene a mi mente la lenta erradicación de la esclavitud de la iglesia primitiva. Si la esclavitud se hubiera eliminado inmediatamente, hubiera creado un caos en el tejido social y económico. Por lo tanto, hubo un cambio paciente mientras la iglesia influía a la cultura que la rodeaba. Tal vez ese proceso pueda servir como modelo para nosotros.
¿Es necesaria la Navidad tradicionalmente?
Segundo, ¿es necesaria la Navidad tradicionalmente? La mayoría de nosotros vivimos con tradiciones. Hay tradiciones nacionales, tradiciones familiares, tradiciones religiosas, tradiciones deportivas, tradiciones militares, etc. que afectan nuestras vidas. Algunas son buenas; otras, no tan buenas. Algunas son agobiantes; otras brindan estabilidad y continuidad. Parece ser que las tradiciones forman gran parte de lo que significa ser humano.
El tiempo de Navidad está lleno de tradiciones. Cuando comenzamos a centrarnos en la Navidad al final de cada año, generalmente significa que comenzamos a prestar atención al restablecimiento de cosas transmitidas por la generación anterior a la nuestra. Un árbol se pone en el mismo lugar; las mismas decoraciones - la mayoría de las cuales tienen su propia historia - son sacadas del lugar de almacenamiento; se escriben tarjetas; se compran regalos; y dedicamos una gran cantidad de energía a un día específico con la renovada esperanza de que seremos imbuidos por un sentido de paz y gozo. Aun cuando estos sentimientos no nos caractericen cuando ha finalizado la celebración, los buscaremos el próximo año. Y, por supuesto, es triste que muchos esperan con aprehensión la Navidad porque las tradiciones que formaron parte de su pasado ya no pueden ser restablecidas dado que las personas que compartieron esas tradiciones ya no están aquí.
Así que, ¿es necesaria la Navidad tradicionalmente? Para contestar esto, quiero ofrecer tres comentarios. Primero, las tradiciones de Navidad pueden ser partes estimulantes o agobiantes de nuestra vida. Depende de nosotros decidir qué serán. Segundo, las tradiciones que juntan a familias y amigos deberían ser eventos positivos. Su naturaleza positiva depende de nosotros. Tercero, las tradiciones que apuntan a la verdad de la Encarnación son recordatorios de la gloriosa provisión de Dios para nosotros. La forma en que construyamos nuestras tradiciones nos acercará o alejará de esta verdad.
¿Es necesaria la Navidad históricamente/teológicamente?
Tercero, ¿es necesaria la Navidad históricamente/teológicamente? De nuestras tres preguntas, esta es la única que tiene una respuesta afirmativa definida.
Sin la Encarnación no hay esperanza, y la Navidad quedaría entregada por completo a la economía y las tradiciones desprovistas de Cristo. Malcolm Muggeridge ha escrito frases mordaces para describir la importancia del nacimiento de Cristo:
"Gracias a la gran misericordia y maravilla de la Encarnación, la escena cósmica se resuelve en un drama humano. Un drama humano en el que Dios se inclinó para relacionarse con el hombre, y el hombre se levanta para relacionarse con Dios. El tiempo contempla la eternidad y la eternidad, el tiempo, haciendo del ahora, siempre, y del siempre, ahora. Todo es transformado por este sublime drama de la Encarnación, la parábola especial de Dios para el hombre en un mundo caído. {23}
Estos profundos comentarios me llevan a considerar lo que es probablemente la mayor falacia del tiempo de Navidad, cuando no se considera a Cristo. Es decir, intentamos "conjurar" felicidad y significado sin sustancia. En palabras de Muggeridge: "Me encuentro cada vez más consciente de que esta es la verdadera situación: que la esperanza del hombre, que él puede crear a través de una agencia humana una vida feliz como individuo o una vida satisfactoria como colectividad, es la fantasía última". {24}
La Navidad sin el nacimiento histórico de Jesús en el espacio y el tiempo y las implicancias teológicas de ese nacimiento nos dejan buscando algo que no puede obtenerse. Pero puede comprenderse algún nivel de las implicaciones de ese nacimiento. ¡Despertemos a la tremenda presencia de Dios en carne humana! Pasar por el tiempo de Navidad sin una contemplación reflexiva de la maravilla de "Dios con nosotros" es vergonzoso. "El Ser Eterno, que conoce todo y que creó todo el universo, se volvió no solo un hombre sino (antes de eso) un bebé, y antes de eso un feto dentro del cuerpo de una Mujer. Si usted quiere hacerse una idea de esto, ¿le gustaría convertirse en una babosa o un cangrejo?".{25}
Piense en estas hermosas y penetrantes frases de la pluma de Agustín: "Él es mediante quien todas las cosas fueron hechas, y quien fue hecho uno de todas las cosas; quien es el revelador del Padre, el creador de la Madre; el Hijo de Dios por el Padre sin una madre, el Hijo del hombre por la Madre sin un padre; la Palabra que es Dios antes de todo tiempo, la Palabra hecha carne en un momento apropiado, el hacedor del sol, hecho bajo el sol; ordenando todas las edades desde el seno del Padre, santificando un día de hoy desde el vientre de la Madre; permaneciendo en el primero, saliendo del segundo; autor del cielo y de la tierra, surgido bajo el cielo de la tierra; inefablemente sabio, en su sabiduría un bebé sin palabras; llenando el mundo, yaciendo en un pesebre".{26}
C. S. Lewis aporta dos ilustraciones memorables de la Encarnación al pensar en lo que significa afirmar que Dios descendió a nosotros: "En la historia cristiana, Dios desciende para volver a ascender. Baja; baja de las alturas del ser absoluto al tiempo y al espacio, baja a la humanidad... Pero baja para volver a subir y llevar a todo el mundo arruinado arriba con Él. Uno tiene la imagen de un hombre fuerte agachándose cada vez más bajo para colocarse debajo de algún gran peso complicado. Debe agacharse para levantar, debe casi desaparecer bajo la carga antes de enderezar su espalda increíblemente y salir con toda la masa balanceándose sobre sus hombros. O uno puede pensar en un buzo, que primero se reduce a la desnudez, luego echa una mirada a media altura, luego se pierde de vista en una salpicadura, desaparecido, bajando rápidamente por el agua verde y cálida hacia el agua negra y fría, bajando a través de una presión cada vez mayor hacia una región mortecina de fango y cieno y putrefacción reciente; luego subiendo nuevamente, al color y la luz, sus pulmones a punto de estallar, hasta que de pronto rompe la superficie nuevamente, sosteniendo en su mano el objeto goteante y precioso que fue a buscar abajo. Ambos ahora tienen color al salir a la luz: abajo, donde yacía incoloro en la oscuridad, él también perdió su color". {27}
Que nosotros "rompamos la superficie" de nuestras perspectivas de la Navidad para que podamos recobrar la cosa preciosa que es verdaderamente la Navidad: la celebración del nacimiento de Jesús, el Salvador.
CONCLUSIÓN: Ningún aspecto de la celebración contemporánea de la Navidad es necesario en un sentido absoluto. Pero existe una necesidad económica; esto puede ser cambiado con gran esfuerzo. Podría idearse otro énfasis económico en otro momento del año para diferentes razones. Existe una necesidad tradicional, pero esto puede cubrirse a través de otras celebraciones. Por cierto, esta necesidad se cubre actualmente a través de muchos otros medios. Existe una necesidad histórica/teológica que no puede ser alterada. Si Dios no se hubiera hecho carne, entonces no habría esperanza para la humanidad. No habría ningún nacimiento de Cristo, ninguna muerte por nosotros y ninguna resurrección de la muerte a la vida.
¡Alabado sea Dios porque se humilló y se volvió como un hombre!
Notas:
1. Philip Schaff, History of the Christian Church, vol. III (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1910), 395.
2. Frank Gaebelein, "The Most Beautiful Story Ever Told," Christianity Today (7 December 1979):19.
3. The New Encyclopaedia Brittanica, Macropaedia, 4:552.
4. Schaff, 396.
5. Ibid.
6. Gaebelein, 19.
7. The New Encyclopaedia Brittanica, 603.
8. Owen Chadwick, The Early Church (Harmondsworth, Middlesex, England: Penguin, 1967), 126.
9. Schaff, 393.
10. Gaebelein, 19.
11. Ibid.
12. Helen Dunn Frame, "Life Without Christmas: What if they gave our holiday back to the heathens?" The Dallas Morning News: Scene Magazine (9 December 1979), 42.
13. Gaebelein, 19.
14. Frame, 42.
15. Ibid.
16. Ibid.
17. Ibid.
18. Bill Perry, American Holidays (Ephrata, Penn.: Multi-Language Media, 1995), 21-22.
19. The New Encyclopaedia Brittanica, 604.
20. Perry, 20.
21. C.S. Lewis, "What Christmas Means to Me," God in the Dock (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1970), 304-305.
22. Frame, 42. National Review (24 December 1982), 1614.
23. Ibid., 1615.
24. C. S. Lewis, "The Incarnation," The Joyful Christian (N.Y.: Macmillan,1977), 51.
25. Walter Elwell, "When God Came Down," Christianity Today (7 December 1979), 17.
26. Lewis, "The Incarnation," 54-55. © 1996 Probe Ministries. Todos los derechos reservados.
Traducción: Alejandro Field
Acerca del autor: Jerry Solomon, ex Director de Ministerios de Campo y Coordinador de Mind Games de Probe Ministries, sirvió como pastor adjunto en Dallas Bible Church después de dejar Probe. Recibió un B.A. (summa cum laude) en Biblia y el M.A. (cum laude) en historia y teología de Criswell College. También asistió a University of North Texas, Canal Zone College y Lebanon Valley College. Justo antes de la Navidad de 2000, Jerry partió para estar con el Señor a quien amaba y servía.
¿Qué es Probe?
Probe Ministries es un ministerio sin fines de lucro cuya misión consiste en ayudar a la iglesia a renovar las mentes de los creyentes con una cosmovisión cristiana y equipar a la iglesia a reclutar al mundo para Cristo. Probe cumple su misión a través de nuestras conferencias Mind Games (Juegos para la Mente) para jóvenes y adultos, nuestro programa radial diario de 3 1/2 minutos, y nuestro extenso sitio Web en www.probe.org.
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jueves, 24 de diciembre de 2009
ÉL NO FALLA
Esta mañana les quiero leer una historia verídica que nos viene del siglo pasado de una familia que había sido enviada para fundar una iglesia en una comunidad en la frontera occidental de los EEUU. La comunidad era remota y de pocos recursos, y la obra era bastante difícil. Es la esposa quien cuenta la historia… así que pónganse cómodos y escuchen…
ÉL NO FALLA
Recuerdo muy bien aquel día invernal que todavía lo considero como el mar Rojo de nuestra vida.
Hacía mucho frío, y no nos pagaban el sueldo muy seguido, y aún cuando nos lo pagaban, no alcanzaba. Mi esposo estaba mucho tiempo fuera, viajando de distrito a distrito pastoreando a la gente. Los dos hijos varones estaban bien, pero la pequeña Rut estaba malita de salud. Ninguno de nosotros tenía ropa adecuada para el frío de invierno. Remendaba y volvía a remendar la poca ropa que teníamos pero el ánimo decaía cada vez más.
Se nos terminó el agua del pozo, y de noche el viento soplaba y entraba en la casa por las grietas. La gente en el pueblo donde servíamos era amable y dadivosa también, pero la comunidad era pobre, y cada familia se veía obligada a luchar por sus propias necesidades. Poco a poco, en el momento en que más necesitaba mi fe en Cristo, esa fe se fue debilitando.
Desde niña me enseñaron a confiar en las promesas del Señor y yo creía que había aprendido bien esa lección. Yo había atravesado momentos oscuros en dependencia de las promesas de Dios de manera que yo estaba convencida, igual que David, que Dios era mi fortaleza y el que levanta mi cabeza.
Pero ahora… lo único que yo podía hacer era levantar una pequeña oración… que Dios me perdonara. El abrigo de mi esposo no era lo suficiente grueso para el invierno; sin embargo a veces tenía que cabalgar mucha distancia para predicar o para realizar un funeral. En muchas ocasiones nuestro desayuno era nada más un pancito seco y una taza de té sin azúcar. Se acercaba la navidad y los hijos estaban pensando en sus regalos. Los dos varones querían patines para ir sobre hielo, pues en todas partes había hielo grueso y liso. Y Rut… no sé por qué pero ya no le gustaban mucho las muñecas que yo le había hecho: quería una de esas muñecas grandes, de cera, con pelo real, y ella insistía en orar todos los días por esa muñeca.
Yo sabía que era imposible aun pensar en esos regalos, pero ah… cuánto anhelaba mi corazón darle a cada hijo el regalo que quería. Para ser honesta, parecía que Dios nos había abandonado. Por supuesto no le dije nada de mis pensamientos a mi esposo. Él trabajaba con tanto ahínco, y con tanta dedicación, y siempre lo veía lleno de esperanza. Por eso me concentraba en mantener un fuego acogedor en la chimenea, y en servir la poca comida que teníamos con un optimismo que realmente no lo sentía en mi corazón.
En la mañana del día antes de la navidad, mi esposo, Santiago se fue a un cantoncito para atender a un señor que estaba enfermo. Lo único que yo tenía para darle de almorzar fue un pan; fue lo mejor que pude darle. Me quité la bufanda roja que siempre llevaba y se la puse a Santiago alrededor del cuello. Le quería susurrar una promesa de Dios para animarlo como siempre hacía; pero no pude. Se me murieron las palabras en la boca. Lo dejé ir sin una palabra.
Aquel día fue nublado y con una oscuridad que parecía burlarse de mi fe. Al anochecer, convencí a los hijos a que se acostaran temprano, porque no aguantaba más escucharlos hablar de la navidad. Antes de que Rut se acostara oró una vez más, pidiendo la muñeca grande y también los patines para sus dos hermanos. Me dijo ella con la cara tan resplandeciente de confianza, "Sabes mami, creo que todo lo que he pedido va a estar aquí mañana bien temprano". En mi corazón pensé, "Movería cielo y tierra si sólo fuera posible salvarla de la desilusión". Me tiré en una silla y lloré con lágrimas de amargura.
A poco tiempo llegó Santiago, con frío y agotado por completo. Se quitó las botas y los calcetines livianos en que andaba. Se le habían puesto los pies bien rojos por el frío.
Dije yo, "Es pecado tratar un perro de esta manera, mucho menos un siervo de Dios". Santiago no dijo nada, y cuando le miré a los ojos sólo vi tristeza y desesperación. Entonces yo sabía que él también se había dado por vencido.
Le serví una taza de té, sintiéndome confundida y con el alma angustiada. Me tomó de la mano, y nos sentamos en silencio por casi una hora. Yo sólo quería morir y ver la cara de Dios y decirle que Sus promesas no eran fieles; mi corazón estaba tan lleno de rebeldía.
De repente, se oyó el sonido de campanitas, pisadas rápidas y un toque fuerte en la puerta (ton ton). Santiago abrió la puerta y ahí estaba uno de los diáconos de la iglesia. Dijo, "Esta caja vino por correo expreso un poco antes de anochecer. Se la traje en el trineo tan pronto como pude.
Creía que podría ser algo para la navidad. También aquí está un pavo que mi esposa les preparó, y estas cosas aquí, nos entregó una bolsa de papas, y otra grande de harina, también son para ustedes." Todavía hablando el diácono entró la caja, y despidiéndose con un vigoroso "muy buenas noches", se fue.
Sin decir nada, Santiago abrió la caja. Sacó primero una cobija roja, muy gruesa, y vimos que debajo de esa cobija, la caja estaba llena de cosas. Santiago se sentó y se cubrió la cara con las manos. "No puedo", dijo, "no puedo tocarlas". "He dudado del Señor en estos días de prueba. Yo sabía que tú estabas sufriendo, pero no tenía ninguna palabra de ánimo para ti. No soy digno de tocar estas cosas".
Lo abracé. "No, Santiago, no te culpes; yo soy la culpable. No te ayudé, no sabía cómo animarte. Vamos, pidámosle a Dios que nos perdone."
Nos arrodillamos y nuestro corazón se quebrantó. Se fue la oscuridad del alma, se fueron las dudas, se fue el espíritu de rebeldía. Sentí que Jesús vino y estuvo con nosotros. "Hija, aquí estoy", me dijo.
La paz nos inundó. No hubo palabras para expresar la gratitud y el gozo que llenaron nuestro corazón. Alabamos a Dios por su fidelidad. Ya eran las 11 de la noche. Le echamos leña al fuego, encendimos dos candelas, y nos pusimos a sacar los tesoros que estaban en la caja. Sacamos primero un abrigo nuevo, bien grueso. Yo insistí en que Santiago se lo probara en ese momento. Le quedó bien y di dos saltitos de alegría, pues me sentía tan animada. Había también un traje completo y tres pares de calcetines de lana para él.
Luego sacamos un vestido verde y abrigo forrado para mí. Eran tan elegantes. Había también unas botas para la nieve con una nota adentro, escrita con una letra clara, "Para que tu pie no tropiece en piedra, sobre el león y el áspid, pisarás" (Salmo 91). Había guantes para todos, y en el dedo de cada par, un papelito con la frase, "Yo te sostengo de tu mano derecha, no temas, yo te ayudaré" (Isaías 41:13).
Esa caja era la caja más maravillosa de todo el mundo, y había mucho más adentro. Había ropa para todos los niños, un abrigo rojo y caliente para Rut, cinco libros para los niños que yo había visto en una revista, yardas de tela con agujas, hilo y botones para hacer camisas, un sobre que contenía una moneda de oro de 25 dólares. Había PATINES para los dos varones, y ahí en el centro, una cajita con cinta. La abrimos. Era una muñeca, una hermosa con ojos que se abrían y cerraban. Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
Cuando finalmente se había abierto todo, nos sentamos a la par de la chimenea, mirando el fuego. Hervimos unos huevos, partimos un pan, y tomamos un té, disfrutando de la cena más rica de toda nuestra vida, y hablando de como Dios no falla.
La mañana siguiente hubiera usted oído el grito de alegría que pegaron los varones cuando vieron los patines. Se los pusieron y salieron de inmediato. Los mirábamos por la ventana; ellos estaban haciendo mucho esfuerzo para ir patinando sobre la capa de hielo que cubría la nieve.
Cuando Rut vio su muñeca, la abrazó, y sin decir una palabra, se fue a su cuartito, y se arrodilló a la par de su cama. Cuando regresó me dijo en una voz bien baja, "Yo sabía que la muñeca estaría aquí pero igual quería agradecerle a Dios".
Santiago y yo le escribimos una carta a la iglesia en el oriente que nos había enviado la caja, agradeciéndoles, y desde aquel día siempre hemos tomado tiempo para agradecerle a Dios todos los días por todo lo que él ha puesto en nuestras manos.
Momentos de escasez y de prueba no han dejado de venir a nuestra puerta, pero caminamos hacia adelante confiando en el cuidado constante y perfecto de Dios, siendo nuestro único temor volver a dudar de su bondad. Vez tras vez Dios nos ha comprobado la verdad del Salmo 34:10: "Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien". Hebreos 13:6 dice: "El Señor es mi ayudador, no temeré".
Así es que no temamos porque… Él no falla.
REFLEXIÓN:
Puede ser que, como la señora en esta historia, usted también haya dudado de la bondad del Señor y su provisión perfecta en su vida. Nuestras necesidades pueden ser económicas como en esta historia, pero también pueden ser emocionales, espirituales, o de salud. Quizás usted está en medio de una circunstancia muy difícil y su fe está debilitada y necesita renovar su fe en la provisión perfecta de Dios.
La provisión de Dios es completa (dice que suplirá TODAS nuestras necesidades) y su provisión es abundante (dice que nos proveerá según sus riquezas en gloria). Pero creo que el punto más importante es que esta provisión completa y abundante es en Cristo Jesús. Escuchen otra vez…
Qué lindo reflexionar sobre esto en la navidad. Estamos celebrando el nacimiento de Jesús — ese bebé que no sólo nos trae salvación, sino también suple todo lo que nos falta en esta vida. Suple todas nuestras necesidades para que tengamos una vida abundante .
Se me vino a la mente otro versículo, Isaías 9:6. Está en el papelito verde adjunto a la historia que acabo de leer. ¿Podría alguien leer el versículo? "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado… y se llamará su nombre Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz".
Imagínense. Este bebé, Jesús, es Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
¿Qué más podríamos necesitar cuando tenemos a este Jesús en nuestras vidas?
- ¿Necesitas sabiduría y dirección? El es nuestro admirable consejero.
- ¿Necesitas fuerzas, necesitas que Dios obre en tu vida con poder? Jesús es nuestro Dios fuerte.
- ¿Necesitas esperanza para el futuro, seguridad, amor incondicional? Él es nuestro Padre eterno.
- ¿Necesitas paz sobrenatural en tu vida, en tu familia, en tu espíritu? Él es nuestro Príncipe de paz?
Dejemos que Él sea el TODO para nosotros en esta navidad. Celebremos lo que Él significa para nosotros y dejemos que él nos llene de una satisfacción sobrenatural. Cuando vemos este bebé en el pesebre, pensemos en estas características: Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, y adorémoslo así como lo hicieron los reyes y los pastores en esa primera navidad.
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miércoles, 23 de diciembre de 2009
Filipenses 3:13
Apocalipsis 3:20
LOS SUCESOS DE LA NAVIDAD DE JESÚS (3era. Parte)
Por: Alfonso Rojas/ Argentina
III. LA VENERACIÓN DE LOS MAGOS. (2:10-11)
La navidad es un tiempo de alegría y de adoración por el niño que nos fue dado. Los magos al ver al niño se gozaron con José y María. Pero la verdadera alegría no pasa por tener un pan dulce y una sidra y una buena comida en la mesa de navidad. El mundo confunde — gozo — con “fiestas”. Piensan que el verdadero sentido de la navidad pasa por la diversión y tomar unas copas de más.
Sin embargo, vemos en la Biblia que el gozo de los magos tenía tiene que ver con algo sagrado y sublime. Se trata del nacimiento del Hijo de la gloria, del Dios Altísimo que nos dio a Emanuel, “Dios con nosotros”.
Nos alegramos y nos gozamos grandemente en la navidad porque ha nacido aquel que traería salvación y libertad a los oprimidos y a sanar a los quebrantados de corazón. Cristo vino al mundo para traer salvación y sanar los corazones quebrantados y oprimidos por el pecado. Pero, los magos no sólo se alegraron viendo al niño rey, también lo adoraron.
La palabra — adorar — viene del griego “Proskuneo” y es una palabra que implica: reverencia, reconocimiento, veneración y adoración. Es la palabra que se usa para postrarse ante un rey o reyes. Los magos reconocieron que aquel niño era “El rey de reyes y Señor de Señores”. Reconocieron que era el enviado y esperado Mesías, que traería salvación a su pueblo. Los magos tenían un solo motivo: adorar al niño que ha nacido rey. Los magos le adoraron con:
- Reverencia porque él es santo (Lc. 1:35)
- Reconocimiento porque él es Señor (Fil. 2:9-11)
- Regalos porque él es soberano (1ª Ti. 6:15)
IV. LO VALIOSO DE LOS REGALOS DE LOS MAGOS. (2:11)
Los magos vinieron hasta donde estaba el niño rey con valiosos regalos como expresión de adoración por todo lo que él es. Los regalos que Cristo recibió en su nacimiento tenían un significado simbólico y aplicable a su vida.
- EL ORO: Su Deidad
- EL INCIENSO: Su pureza
- LA MIRRA: Su muerte
Pero, ¿Qué regalos espera el niño del pesebre en esta navidad? Podríamos decir que, una de las tantas cosas que Jesús espera de nosotros es que tengamos:
A. Un corazón agradecido. (1ª Ts. 5:18; Ef. 5:20)
¿Por qué darías gracias a Dios en esta navidad? ¿Cuáles son los motivos de tu corazón? Es lamentable que muchas personas sólo tengan en su corazón, resentimientos y reproches contra Dios. La navidad enseña que debemos dar gracias a Dios: En todo, no sólo cuando la vida nos trata bien sino en toda circunstancia debemos encontrar razones de agradecimientos a Dios. El ejemplo de Job, nos muestra que ante la pérdida de sus diez hijos él pudo encontrar razones de agradecimiento a Dios, en cambio su esposa encontró reproches y amargura hacia Dios (Job 1:19-22; 2:9-10). El apóstol Pablo aprendió esta lección en su vida cuando dijo: “He aprendido a contentarme, cualquiera sea mi situación” (Fil. 4:11-12). También debemos dar gracias a Dios: Por todo, no sólo en algunas cosas sino por lo bueno y aún por lo malo, porque todo tiene un propósito a los que aman a Dios (Ro. 8:28). Pero también debemos hacerlo: Siempre, nuestro agradecimiento a Dios debe ser siempre, no sólo a veces o cuando es conveniente. Yo puedo estar agradecido al Señor en todo pero no siempre, y puedo inclusive agradecer a Dios por todo pero no siempre; y puedo también agradecer a Dios por todo, pero no en todo. Él espera que lo hagamos siempre, en todo y por todo. Él espera que tengamos:
B. Un corazón arrepentido (Hch. 2:38; 3:19)
En la vida siempre hay cosas por las cuales arrepentirse y el arrepentimiento tiene que ver con la actitud y un cambio en nuestra forma de pensar. El arrepentimiento no es remordimiento. Judas sintió remordimiento cuando supo que había entregado sangre inocente y fue y se ahorcó. En cambio, Pedro, después de haber negado al Señor tres veces, se arrepintió y lloró amargamente por su pecado contra Jesús.
En esta navidad Dios espera que vengas a él arrepentido y en sincera confesión le pidas perdón por todos tus pecados. La Biblia dice que Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Jn. 1:9).
C. Un corazón abierto (Ap. 3:10)
La palabra de Dios nos dice que él está a la puerta de tu corazón y llama. Pero nadie puede entrar a una casa si el dueño no abre la puerta. El Señor Jesús no puede darte su paz, su perdón y un porvenir seguro en los cielos, si tú no estás dispuesto a abrir tu corazón.
Él nos llama por medio de su Palabra y por medio del evangelio de Jesucristo, pero el corazón tiene sólo una manija y esa está del lado de adentro del corazón. Qué bueno sería que en esta navidad tú puedas abrir la puerta de tu corazón para que entre el niño del pesebre de Belén y te cambie para siempre la vida, a través de la salvación en Cristo.
D. Un corazón aceptable. (2ª Co. 6:2)
En esta navidad el regalo más precioso que Dios tiene para ti, es el regalo de la salvación. Esa salvación que vino con el nacimiento de Jesús. A los pastores les declararon: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lc. 2: 11).
Pero nadie puede recibir un regalo si no tiene la actitud de aceptarlo. Él te ofrece el regalo más caro a cambio de tu fe en Jesús y en todo lo que él hizo por ti en la cruz. Él murió y pagó por nuestros pecados como la prueba más sublime de su amor por el pecador. La paga del pecado es muerte, más la dádiva, el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús.
La Biblia dice. “Si oyeres hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones” ¿Qué vas a hacer con el regalo que Dios te ofrece en Cristo? Una de dos cosas puedes hacer: recibirlo o rechazarlo. ¿Cuál será tu decisión?
V. La vuelta de los magos. (2:12)
El texto de Mateo dice que: “los magos volvieron a su tierra por otro camino”. En aquella navidad nadie volvió igual después de haber visto al niño rey. Sólo los que viven lejos de Dios siempre vuelven por el mismo camino. Los que están sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el mundo siguen con el mismo corazón. Cuando vivimos cerca de Jesús no podemos seguir la corriente de este mundo, que se va tras los deleites temporales para celebrar una navidad que está fuera de los propósitos y la palabra de Dios.
Cuando los magos salieron de la presencia del rey, Dios proveyó un medio de volver a su tierra. Esto me enseña que Dios siempre provee un medio de salir de nuestros problemas.
¿Cómo será tu regreso en este día? ¿Cómo será tu vuelta al año entrante? ¿Vas a volver por el mismo camino o dejarás que Dios te marque un nuevo camino? Jesús dijo: “Yo soy el camino”. Él es el camino nuevo y vivo que nos abrió a través de su sacrificio en la cruz. ¿Vas a volver con el mismo corazón, o con un corazón cambiado? El único medio que Dios proveyó para volver por otro camino, es el camino que Cristo nos marcó a través de su cruz.
Es la cruz de:
- Redención. (Ro. 3:24; Ef. 1:7)
- Remisión. (Mt. 26:28; He. 9:22)
- Reconciliación. (Ef. 2:16; Col. 1:20)
- Regeneración. (Tit. 3:5; Jn. 3)
- Restauración. (Lc. 23:41-43)
- Rebelión. (Lc. 23:39-41)
Tomado de la revista “Momento de Decisión”, www.mdedecision.com.ar
Usado con permiso
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Daniel 9:25
Isaías 53:7
Isaías 7:14
martes, 22 de diciembre de 2009
LOS SUCESOS DE LA NAVIDAD DE JESÚS (2da. Parte)
El texto bíblico dice: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el (o el que ha nacido rey) rey de los judíos que ha nacido?"
Cuando Jesús nació, no dice que nació en Jerusalén, la ciudad más importante del aquel tiempo. El nacimiento de Jesús tuvo lugar en el pueblo más humilde llamado Belén, un pueblo de Judá situado a unos 8 o 9 kilómetro al sudoeste de Jerusalén, cerca de la vía que la une con Hebrón.
Antes se la conocía como Efrata (Gn. 35:19; 48:7). Era la ciudad de David donde creció y pastoreaba sus ovejas (1 S. 16:1-14; 17:12, 15; 20:6, 28). Belén estaba situada a 600 metros sobre el nivel del mar y es una región muy fértil donde todavía se puede ver los campos de los pastores. El viaje de José y María de Galilea, de la ciudad de Nazaret hasta llegar a Belén le llevó más de tres días, tomando en cuenta el embarazo de María. Las inferencias bíblicas del nacimiento de Jesús revelan no sólo los acontecimientos de los hechos, sino también las actitudes que todo verdadero adorador debe tener en estas navidades.
Son actitudes que revelan el corazón y las convicciones de los que adoran al Padre en espíritu y en verdad. La Biblia realista no dice que eran reyes, ni cuántos eran y, mucho menos sus nombres.
Estos magos probablemente eran de Persia, o de Arabia o Babilonia. La palabra “mago” en la Biblia describe a un grupo de sacerdotes de Media, relacionado con la religión de Persia. Eran sabios en la astrología y la astronomía. Originalmente los magos eran una tribu de Media que ejercían en la religión persa la función de sacerdote. Estos hombres eran estudiosos y conocedores de las estrellas. Es probable que estos magos vinieran estudiando y observando las estrellas y que de alguna manera interpretaron la voluntad de Dios como una señal dónde y cómo habría de nacer el niño rey.
Pero ¿Qué sucedió en aquella navidad, en aquella noche cuando los magos anunciaron dónde habría de nacer el rey, y que su motivación era sólo la de adorarle? ¿Con qué se encontraron cuando llegaron a Belén?
Los magos:
A. Se encontraron con un remanente apático.
Cuando Jesús nació en Belén nadie sabía dónde ni cómo habría de nacer. La llegada del esperado Mesías hubiera sido con júbilo pero en vez de gozo, aquellos magos encontraron apatía, indiferencia. Vieron a un pueblo apático, un Israel que ignoró los sucesos del nacimiento de Jesús.
Hoy podemos decir que son muchos los que llegan a esta navidad con un corazón apático. Lo único que piensan es sólo en comer y beber, y en hacer de la navidad una fiesta para divertirse. Se olvidan de los verdaderos significados que hay detrás de la navidad de Jesús.
Hay personas que se tornan apáticas, cuando Dios nos dice que el nacimiento de su Hijo tiene que ver con la salvación de todos los hombres. La Biblia dice: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres (Ti. 2:11). “El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:4).
El deseo de Dios es que tú llegues a creer en todo lo que Jesús hizo allí en el Calvario por tu pecado, por mí pecado. En aquella navidad lo que más tristeza trajo al corazón de Dios, fue ver a un pueblo, al pueblo de su promesa, de su pacto darle las espaldas a aquel que vino a dar su vida en rescate por ellos. Juan 1:12 dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Solamente los magos y unos pastores que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño, se interesaron por ver al niño del pesebre y unos a otros comenzaron a decir: tenemos que ver lo que ha sucedido en Belén, tenemos que ver a Jesús y así lo hicieron (Lc. 2:8-12, 15-18).
B. Se encontraron con unos religiosos que Atesoraban las Escrituras pero no las practicaban.
Eran los sacerdotes y los escribas que enseñaban al pueblo los preceptos de la ley, que sabían del esperado Mesías. Sin embargo, no fueron a Belén y ver si era verdad todo lo que se decía del nacimiento del niño rey. Se quedaron envanecidos en su conocimiento religioso, pero no estuvieron dispuestos a ir los ocho kilómetros a Belén para reconocer y reverenciar a su Mesías.
El hecho de saber de la Biblia y conocer las historias bíblicas y guardar ciertas Escrituras en nuestra mente, de nada vale cuando el corazón está lejos de Dios. Cristo dijo tiempo más tarde: “Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Mr. 7:6-7).
El hecho de ser un religioso no me hace salvo; la salvación no tiene que ver con una religión sino con una relación con el autor de la vida, el cual es Jesucristo. La Biblia cuenta de un religioso llamado Nicodemo, un hombre que sabía que Jesús había venido de Dios.
Era conocedor de la ley, era devoto y guardaba la palabra de Dios. Pero Nicodemo se dio cuenta que durante toda su vida estaba aferrado a su religión, y que siendo religioso se sentía pecador, pecador como todos como vemos en la Biblia: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23).
Cuando Adán pecó desobedeciendo a Dios, no perdió una religión sino su relación con el Creador, y desde entonces el hombre se ha tornado un errante en este mundo, y ha tratado de cubrir su vergüenza con obras y religión. La Biblia dice: “No hay justo en la tierra que haga el bien y nunca peque” (Ec. 7:20). El hecho de guardar una religión no me hace menos pecador. Podemos ser buenos religiosos pero ante los ojos de Dios todos somos pecadores y lo que me cambia es un cambio de corazón.
En aquella navidad los religiosos que atesoraban la palabra de Dios también se tornaron apáticos a la realidad de la venida de su Mesías. Les dijeron a los magos y a Herodes que ya estaba escrito que el Mesías iba a nacer en Belén de Judea, según la profecía de Miqueas 5:1-5. Sin embargo ninguno de ellos se interesó ir hasta Belén para ver a su redentor.
C. Se encontraron con un rey: Antagonista.
El nacimiento de Jesús fue en días del rey Herodes, uno de los hombres más perversos y ambiciosos que manchó su conciencia y sus manos con sangre inocente. Cuando los magos preguntaron, ¿dónde está el que ha nacido rey de los judíos? Dice la Biblia que Herodes “se turbó”.
El título que se le dio a Jesús: “rey de los judíos” fue una amenaza para el trono de Herodes. Él temía que Jesús le destronara. Su simpatía perversa de saber dónde habría de nacer el niño Jesús, no era para adorarle sino para matarlo. Este rey fue uno de los más despiadados y crueles que hayan existido. Para conservar su trono y su reinado construyó fortalezas y ensanchó y embelleció el templo de los judíos para que todos le adoraran y admiraran a él. Era tan ambicioso y cruel que, para conservar su trono, también mató a varios de sus familiares.
En aquella navidad todo el pueblo de Belén se había enlutado de tristeza de amargura, cuando éste maniático mandó a matar a más de 20 niños menores de dos años. Herodes pensaba que matando a todos los niños, iba impedir que viviera el rey de los judíos. Pero Herodes muere, y el niño rey vive y crece. Todos los reyes y príncipes, filósofos, científicos han quedado en la historia y en polvo y cenizas. Pero el Hijo del Altísimo, el Verbo de Dios permanece por los siglos y su trono es eterno. Herodes temía que Jesús le quitara su trono, pero Él no nació, no vino para quitarle algo a la gente, sino para darle al mundo y a cada persona lo que la ambición y el antagonismo de este rey no podía dar: Vida Eterna.
Jesús nació y vino a este mundo para darle a la gente la verdadera libertad, tal como el mismo Señor lo declaró en su misión y ministerio: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos". (Lc. 4:17-20).
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Miqueas 5:2
Isaías 9:6-7
Isaías 11:1-5
lunes, 21 de diciembre de 2009
LOS SUCESOS DE LA NAVIDAD DE JESÚS (1era. Parte)
Por: Alfonso Rojas/ Argentina
INTRODUCCIÓN: Aquella primera navidad, cuando Jesús nació en Belén de Judea, acontecieron varios sucesos que todavía siguen aconteciendo en nuestras navidades. Son los sucesos que revelan la condición y el corazón del hombre sin Cristo y sin esperanza.
El escenario y las circunstancias en las que el niño Rey habría de nacer estaban listas. Era el cumplimiento del tiempo de Dios, cuando su Hijo fue enviado al mundo, nacido de mujer y nacido bajo la ley. ¿Qué fue realmente lo que sucedió en aquella primera navidad? En aquellos días sucedieron una serie de cosas pero en todo ese suceso en la vida de José y María vemos el “control divino de Dios” sobre las circunstancias, de modo tal que prevalezca su voluntad y sus propósitos se cumplan.
Cuando hablamos de navidad, tenemos que pensar en los sucesos que acontecieron en los días en que el Verbo de Dios se hizo carne, tomando forma de siervo y hecho semejante a los hombres. Navidad, es una de las fiestas más emotivas del año. Diciembre es el mes de fiestas y festejos, en el cual todo el mundo se apresura para prepararse. La gente corre a los mercados y a las tiendas para comprar y vestir la mejor ropa y preparar la mejor comida.
En esta época del año hay una mezcla de “sentimientos” que confunden a la gente con el verdadero “significado” de la navidad. Desafortunadamente, no todos experimentan el muy mencionado gozo de estos días. Los sentimientos negativos de tristezas, de amargura, de soledad y de dolor cuando son comparados con el buen tiempo que pasan otros, puede llevar a que la vida parezca doblemente deprimente.
Hay muchos que no desean que el mes de diciembre llegue, porque el dolor en su corazón se hace más agudo al pensar en la dulce madre que ya no está o en el padre que ocupaba el lugar de cabecera, y que por la falta de él o de ella ya no hay tantos preparativos.
La voz de la palabra profética de Dios iba a dar cumplimiento a las circunstancias y lugar del nacimiento del Niño Rey. Pero, ¿Qué sucedió realmente en aquellos días? Lo primero que vemos en todo el relato histórico es:
I. LA VISIÓN DE JOSÉ (1:20-24)
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (v. 20).
Aquí tenemos el primer suceso que tenía que ver con la visión de José sobre la manera y el motivo del nacimiento de Jesús. La concepción y nacimiento de Jesucristo son acontecimientos sobrenaturales que están más allá de la razón humana. Por tal motivo Dios envió un ángel para que ayudara a José a comprender el significado de todo lo sucedido (1:20; 2:13, 19).
Esta visión revela no sólo las circunstancias sino también el carácter de José. Revela que Dios tiene el control no sólo de las circunstancias, también controla el corazón del hombre.
José estaba decidido terminar con su compromiso con María, pero Dios le envió un mensajero y por revelación de Dios confirmó lo que María decía acerca de su embarazo, y abrió un nuevo camino de obediencia para José. José fue un hombre:
A) Devoto. “Era justo”
El carácter de José se evidencia en la mesura que tuvo de no infamar a su prometida. Él no la repudió públicamente ante testigos, según era costumbre en la ley (Dt. 22:23-30). José era de carácter íntegro. Un hombre que tenía en su corazón “el temor de Dios”. La integridad de un hombre justo se mide por su carácter y no tan sólo por lo que uno cree.
La devoción de José se puede ver en todo su proceder y prudencia en cómo trato el problema del embarazo de María. Fue “lento para la ira”. Su actitud fue la de Proverbios: “Todo hombre prudente procede con sabiduría”. “El corazón del sabio hace prudente su boca” (Pr. 10:12; 16:23; 13:16).
Esto revela no sólo su carácter sino también su corazón sensible. José fue un hombre:
B). Discreto. “y pensando él en esto” .
Fue un hombre con creencias definidas y, aún así, estuvo dispuesto a sufrir por sus creencias. Aquí podemos decir con Pablo y Salomón: “El amor es sufrido” “El amor cubre todas las faltas” y, “fieles son las heridas del que ama" (1 Co. 13:4; Pr. 10:12; Pr. 27:6).
La discreción de José se mide por la prudencia que usó al tratar el problema del embarazo de María. La Biblia dice: “Y pensando él en esto”. Esto nos habla de que José había meditado sobre el asunto cuando María le habló acerca de su embarazo. José sabía que él no era el padre, pero guardó silencio y sabiamente enfrentó el asunto para que ella no fuera infamada y apedreada por el pueblo.
A pesar de que José tenía el derecho de romper con su prometida, Dios le llevó a tomar otra decisión cuando le fue revelado que todo el suceso en la vida de María se debía a una obra sobrenatural del Espíritu de Dios. Esa concepción sobrenatural tenía que ver con una misión sobrenatural. Jesús era el esperado Mesías y el cumplimiento de la profecía de Isaías 7:14-16; Miqueas 5:2.
José fue el hombre “lento para ira”. Fue un hombre que sopesaba, que meditaba las cosas, que no salió alocadamente a gritarle al pueblo la “supuesta infidelidad” de María. Por el contrario, fue un hombre ecuánime, que supo tratar el asunto con sabiduría. Dice Proverbios 15: 28 “El corazón del justo piensa para responder” En cambio, “El furioso muchas veces peca” “El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; más el hombre prudente calla” (Pr.11:12).
José fue también un hombre:
C) Dispuesto.
Estaba dispuesto a obedecer a Dios y a enfrentar todo lo que pudiera venir. Su amor por su Dios y por María le hicieron estar dispuesto a “llevar el oprobio por Cristo” ¡Piense cómo habrán hablado sus conocidos! En Juan 8:41 hay una referencia de que los judíos difamaban del nacimiento de Cristo, diciendo que habría nacido de fornicación.
Satanás siempre atacó la verdad del engendramiento de Jesús para negar su persona y la palabra de Dios. Siempre que usted y yo estemos dispuestos a hacer la voluntad de Dios, el diablo nos atacará con pensamientos negativos. A Eva, el tentador le dijo: ¿Conque Dios os ha dicho? El apóstol Pablo dijo a los corintios: “pero temo que como la serpiente con su astucia engaño a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Co. 11:3).
Fue un hombre que:
D) No dudó.
José fue un hombre que no dudó en todo lo que el ángel le había revelado. Esto nos habla de su gran fe para creer en el mensaje de Dios en sueño. Es probable que al principio cuando José recibe la noticia del embarazo de su prometida, haya tenido un sentimiento de duda, pero Dios, no permitió que esa gota de duda echara raíz.
Tan pronto que José comenzará a sentir duda de lo sagrado del embarazo de María, Dios envió a su ángel para disipar toda duda y temor. La duda viene a nuestra mente cuando no estamos creyendo en toda la revelación de la palabra de Dios. El ejemplo de Adán y Eva nos muestra cómo la duda se inserta en la mente del hombre; cuando no estamos confiando en la palabra de Dios (Gn. 3).
La decisión que José tomó al descubrir que María estaba embarazada, y a pesar de ser consciente que tomar a María por esposa sería humillante, eligió sin embargo obedecer a Dios porque confió en toda la revelación divina. José no dudó del embarazo de María porque Dios se manifestó en medio de su perplejidad; tampoco dudó en ponerle el nombre Jesús.
El nombre de Jesús iba a ser:
E) Un nombre sublime (Is. 9:6; Lc. 1:30; Jue. 13:17-18).
El nombre de Jesús es sublime porque vino del cielo, porque Dios lo escogió, porque nació y se originó en la mente y corazón de Dios. Ya Isaías 9:6 profetizó que su nombre sería:
Admirable. Es un nombre admirable porque venía del Altísimo que declaró en su bautismo: “Este es mi Hijo amado” (Mt. 3:17). Es un nombre admirable porque todo el mundo iba a admirar su vida perfecta y sin pecado, sus milagros y su gran obra de redención.
F) Un nombre salvador. (Hch. 4:12; 10:43; 1 Ti. 2:5-6; Mt. 1:21).
Lucas declara en Hechos 4:12: “Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos”. Podemos decir que este es el significado más maravilloso del nombre Jesús — Salvador.
Los ángeles declararon a los pastores: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor" (Lc. 2:11). Ya en su nombre Dios había impreso, había escrito la historia de la redención, la misión por la cual había venido al mundo y lo llevaría hasta el Calvario como oveja al matadero y donde sería molido por nuestros pecados.
G) Un nombre soberano. (1 Ti. 6:15; Fil. 2:9)
El Salmo 8 declara: “Cuan glorioso y cuán grande es tu nombre en toda la tierra”. Es soberano porque es sobre todo nombre. Es un nombre sobre todo nombre, y porque un día todos los confines de la tierra confesarán que Jesucristo es Señor. Juan en su Apocalipsis declara, sin paralelo y sin privilegios, que todo el universo en plenitud ha de rendirle homenaje y honor, doblegando sus rodillas en reverencias por todo lo que él es y por todo lo que él ha hecho. (Ap.5:13). Cuando Jesús nació le fueron dados los nombres Jesús — Salvador — de los hombres en su humillación. También recibió el nombre de: — Cristo — el ungido de Dios. El primero nos habla de su obra ministerial, y el segundo de su oficio mesiánico. Pero cuando Jesús ascendió a los cielos, después de haber vencido a la muerte y al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo; Dios le da título mayor y más glorioso: Señor Jesucristo.
Esto nos habla de su honor por haber muerto en la cruz y por consumado la obra de redención y también por el triunfo sobre la muerte.
El que descendió en humillación es el mismo que subió a los cielos exaltado por encima de todos los cielos, para que todos confiesen que Jesús, el Salvador rechazado es, el Señor resucitado. El nombre que Dios le dio no es comparativo, sino superlativo y, ese nombre que recibió de Dios el Padre es “Señor”. Es un nombre soberano ante el cual todo el mundo se doblegará y reconocerá la soberanía y el señorío de Jesús, para gloria de Dios Padre. En todo el N. T. vemos que más de 747 veces es llamado Señor.
H) Un nombre sagrado. (Fil. 2:10-11; Mt. 1:23; Lc. 1:32, 35).
¿Quién nació? ¿Quién vino al mundo? Emanuel, Dios con nosotros. Y será llamado Hijo de Dios. Aquel Verbo, dice Juan era Dios, y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre (Jn. 1:14). El mundo de aquel entonces pudo ver a Dios en la faz de Jesucristo. Pero habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamiento y su necio corazón fue entenebrecido (Ro. 1:21). En Juan 14:8 Felipe le dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.
I) Un nombre sempiterno. (Ap. 19:13; 22:4; Sal. 72:17, 19).
El nombre que Dios le dio a su Hijo es un nombre como él es, eterno. El Salmista declara: “será su nombre para siempre, Bendito su nombre glorioso para siempre.” Es un nombre que todos recordarán para siempre, porque es el nombre con el cual él se humilló hasta lo sumo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Pero es también un nombre con el cual recibió todo el honor y el homenaje más gloriosos por todos los ángeles del cielo, por todo los siglos. Él es, el rey de los siglos. Todo el mundo político, religioso y romano quisieron borrar de la tierra el nombre de Jesús, pero ni los reyes, ni los religiosos, ni aún los que le rechazaron pudieron borrar su bendito nombre. Ni la cruz ni la misma muerte, ni Herodes pudieron con el nombre de Jesús. Es nombre eterno dado por el eterno Padre. Es nombre que quedó en los portales de la eternidad y en la frente de todos los redimidos que han sido lavados con la sangre del Hijo eterno, para gloria del eterno Padre.
¡Amén!
Tomado de la revista “Momento de Decisión”, www.mdedecision.com.ar Usado con permiso.
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