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miércoles, 16 de septiembre de 2009
VAYA TRAS QUIENES SIGUEN A CRISTO
"Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros" . Filipenses 3:17
El Apóstol Pablo enfrentó un grave problema en el primer siglo. Falsos maestros se habían introducido en la Iglesia. El Apóstol advirtió a los filipenses, y a nosotros por extensión, a reconocer las diferencias entre un verdadero hombre de Dios y un falso maestro o profeta. Sin ninguna pose de falsa humildad, Pablo declaró que tanto su visión y su actitud espiritual son ejemplos que nosotros debemos seguir. Él nos instruye en nuestras habilidades de discernimiento a que busquemos y "acatemos" a líderes quienes son ejemplo del eje del propósito de Dios, el cual es poseer la semejanza con Cristo.
El contexto dentro del cual escribió Pablo, describe su propia justicia antes de encontrar a Cristo y su posterior abandono radical de la confianza en la carne. Estudiaremos cuidadosamente estos versículos, porque en una época en la que el engaño va en aumento, no todos los que claman "verdad, verdad" están hablando en defensa de la conformidad a Jesús.
"CUÍDENSE DE LOS PERROS"
Pablo comenzó su discurso revelando tres tipos de falsos maestros. Él advirtió: "Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión" (Fil. 3:2). Estos tres tienen cada uno su homólogo moderno.
Al primer grupo Pablo identifica como "los perros". La frase "cuidado con el perro" nos es conocida aun hoy. Significa que aquí hay un animal perverso. La mayoría de los perros en los tiempos de Pablo eran carroñeros. Uno podía encontrar docenas de estos animales comiendo desperdicios en los basureros fuera de las ciudades.
La Iglesia de hoy tiene personas parecidas, quienes andan buscando faltas, quienes incesantemente y en su propia justicia se alimentan de la basura de los fracasos de la condición humana. Pablo está diciendo: "Cuidado con aquellos que siempre tienen algo negativo para decir, quienes continuamente están juzgando o difamando a otros. Si usted los escucha, se volverá como ellos. Sus palabras le robaran la visión, lo dejaran sin alegría, y drenaran su energía".
Pablo no estaba diciendo, por supuesto, que se ignore completamente lo que está mal en las personas. Necesitamos discernimiento. Permítame decirlo lisa y llanamente: Hay serios errores doctrinales y pecados en la Iglesia moderna. Pero cuando usted observe un patrón de ira, buscadores de faltas en otras personas, cuando en ellos el punto de vista primario parece siempre negativo, cuidado. Recuerde, Jesús advirtió acerca de los fariseos quienes "confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros" (Lucas 18:9). Cuidado cuando su maestro debe con frecuencia menospreciar a otros para exaltarse a sí mismo.
"MALOS OBREROS"
A continuación Pablo advirtió sobre los "malos obreros". Él describe brevemente a este grupo en el primer capítulo. Estos individuos, de hecho, proclaman a Cristo, pero lo hacen por "envidia. . . contienda. . .ambición personal" antes que por amor. (Fil. 1: 15-17). Para ellos, edificar una iglesia es un esfuerzo competitivo, un negocio. Santiago también subraya este problema, diciendo: "Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala" (Santiago 3:16).
Parte de los esfuerzos de Pablo como apóstol era edificar una unidad Cristo-céntrica entre los cristianos. Sin embargo, los "malos obreros" estaban centrados en sÍ mismos antes que en Cristo. Antes de seguir a líder alguno, verdaderamente debemos ver la influencia de Cristo en crecimiento en el carácter de ese individuo. Busque escuchar a su pastor hablar, al menos ocasionalmente, de su visión de alcanzar la semejanza a Cristo. Busque evidencias de humildad; busque ver una carga por la oración, y ver cómo él cultiva la unidad con otras iglesias cristianas. Si su pastor o líder está creciendo en estos valores, entonces él está también creciendo en fiabilidad. Al procurar él seguir a Cristo, probablemente el fruto de su ministerio será saludable.
"LA FALSA CIRCUNCISIÓN"
La tercera advertencia fue dirigida contra la "falsa circuncisión" (Fil. 3:2). Estos eran los judíos cristianos que, cuando fueron salvados, trataron de hacer del cristianismo una extensión del judaísmo. Esta última enseñanza fue la más peligrosa, por cuanto parecía ser la más razonable.
La esencia de este error consistía en que la expiación de Cristo no era suficiente para la salvación; además era necesario guardar todo el conjunto de las leyes mosaicas para ser salvos. Hoy en día la gente continúa importando obligaciones religiosas a la experiencia de salvación. Al exponer y advertirnos contra la influencia de la "falsa circuncisión", Pablo estableció una protección contra la atadura de las exigencias legalistas a fin de recibir la salvación. Y mientras ciertamente el camino que lleva a la vida es angosto, el Camino es una Persona: Jesucristo. No llegamos a la meta por cumplir leyes sino al encomendarnos al cuidado de Cristo.
EL VERDADERO PATRÓN
Una cosa es ser capaz de discernir lo que es falso, pero de mucho más valor es conocer claramente el patrón de la verdad. Así, Pablo utiliza el capitulo tres de Filipenses para revelar la actitud de su corazón. Al hacerlo, nos da el patrón o modelo de lo que debemos buscar en un líder.
Luego de presentar su notable linaje en los versículos 5 - 6, israelita de nacimiento; fariseo de acuerdo a la Ley, perseguidor de la Iglesia y de acuerdo a la definición de justicia de la Ley, irreprensible - Pablo renuncia luego a las cosas mismas que alcanzó o logró, diciendo: "Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como perdida por amor de Cristo" (v. 7). Para los maduros, ningún puesto u opinión de hombres puede reemplazar "la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús (nuestro) Señor". El más asombroso de los logros "lo tengo por basura para ganar (nosotros) a Cristo" (v. 8).
Pablo se separa a sí mismo aun más de la ley mosaica, revelando que su búsqueda es "ser hallado en Él (Cristo), no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo (v. 9). Habiendo sido guardado de las consecuencias de la Ley, y habiendo recibido una nueva fuente de "justicia que es de Dios por la fe", Pablo es libre de ir en pos de su verdadero destino: ¡La semejanza a Cristo!
Amados, comenzamos este estudio con la advertencia de Pablo: "mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros " (v. 17). En el siguiente versículo, Dios revela el patrón que querremos imitar:
"A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en Su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos" (v. 10-11).
Hay una diferencia entre conocer una colección de verdades religiosas y realmente conocer a Cristo. La verdad está en conocer a Jesús; Él mismo es el camino, la verdad y la vida. Conocerlo es la vida eterna, y vivir en comunión con Él es participar del néctar del cielo.
Y todavía, conocer a Cristo significa también participar de Sus padecimientos mientras ponemos nuestras vidas por la redención de otros. Aquellos que padecen por Jesús, recuerden: la participación de Sus padecimientos es parte del conocerlo a Él.
Pablo no abrazó la muerte como una entidad en sí misma; él abrazó la muerte de Cristo, la cual es no solamente la muerte del yo, sino también el triunfo del amor. Es esta entrega "a muerte por causa de Jesús" que permite que "la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal" (2 Cor. 4:11).
Pablo continuó en Filipenses: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús" (Fil. 3:12). Nuevamente, estamos buscando el patrón que Dios busca para cada uno de nosotros. ¡Un cristiano maduro es alguien que vive en la búsqueda de Dios!
Pablo dijo: "Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que esta delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (v.13-14). ¿Qué fue lo que Pablo decidió "olvidar"? Él puso a un lado las heridas, perdonó las ofensas, y entregó en manos de Dios las desilusiones del ayer. Él prosiguió a la meta, al premio de poseer a Cristo.
Muchos maestros pasaran por la vida de usted. Recuerde las advertencias de Pablo al buscar dirección en oración acerca de las enseñanzas de quienes podrían influir sobre su vida. Busque aquellos que están prosiguiendo al premio de alcanzar la semejanza a Cristo. Respecto a los otros, ore por ellos, párese junto a ellos, y, según sea guiado por el Señor, incluso congréguese en sus iglesias y aliéntelos en amor y oración. Pero si ellos no están yendo a donde usted lo hace, ¡no los siga!
Pablo estableció el patrón para nosotros. En estos tiempos de engaño, acusación y falso discernimiento, busquemos y acatemos a aquellos que caminan tras el modelo de Pablo. Discernamos la influencia de Jesús en aquellos nos lideran. Cuando claramente vemos al Señor, vayamos tras quienes siguen a Cristo.
Escrito por: Francis Frangipane
Tomado de: La Fuente de David
Tomado de: La Fuente de David
Ministerio Kerigma
¡Les Bendigo!
Premio! La Gloria sea para Dios!
En este tiempo de la gracia abundante de Dios, he recibido un premio al esfuerzo personal, lo cual agradezco mucho a Pat de http://www.mujerdevanguardia-b.blogspot.com/ DE GRACIA RECIBO, DE GRACIA DOY!
Por su dedicación en la difusión de la Palabra de Dios a través de Internet, premio a los siguientes sitios:
Las bases del premio son las siguientes:
1-Exhibir la imagen del premio.
2-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
3-Elegir 5 blogs para pasárselo.
4-Escribirles un mensaje en su blog para que se enteren de su premio.
¡Les Bendigo!
Dios Cosecha!
2 Tesalonicenses 3:13
martes, 15 de septiembre de 2009
Isaías 53:5
Etiquetas:
ISAÍAS,
JESÚS,
PROFECIA SOBRE JESÚS
lunes, 14 de septiembre de 2009
LA HISTORIA DE JOSE
Génesis 30:22-24
“Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamo su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo”.
El impresionante recorrido de José hacia el poder egipcio no es solo otra historia más de “de harapiento a rico”.
“Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamo su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo”.
El impresionante recorrido de José hacia el poder egipcio no es solo otra historia más de “de harapiento a rico”.
La familia de Jacob estaba acosada por los celos. Raquel envidiaba a Lea y ella envidiaba a Raquel (Gn. 30:1). Los hijos de Lea heredaron su parte de celos, ya que envidiaban tanto a José que lo vendieron en calidad de esclavo (Gn. 37:28). Incluso, es probable que Rubén abusara de Bilha por celos hacia su hermano Benjamin (Gn. 35:18-22). Además, la familia se separo, ya que luego que vendieron a José, Judá dejo el circulo familiar, se asocio con los cananitas y se caso con una de sus mujeres (Gn. 46:10). Con esta historia de celos y separaciones, la familia de Jacob, la familia de la promesa eterna (Gn. 12:1-3) estaba camino a ser mas pagana que todas las familias de la comunidad cananita, con quienes vivían.
Pero el Señor no permitió que estos problemas estropearan sus propósitos misericordiosos, ya que había prometido formar una gran nación de ellos, una nación que se esparciría sobre toda la tierra con su bendición (Gn. 12:1-3).
La familia de Jacob se dividió, pero Dios trabajo sobre las circunstancias para que se reunieran nuevamente. A través de una marcada serie de circunstancias, Dios elevo a José desde la posición de esclavo y prisionero a la de administrador del Faraón de Egipto y, además, su mano derecha. También transformo las crueles acciones de sus hermanos en algo bueno (Gn. 37:19-28; 50:20). Como el organizador del plan para la sobrevivencia de Egipto, José salvo la vida de mucha gente del antiguo mundo. Con su nuevo nombre, Zafnat-panea (“Dios habla y vive”) y su memorable historia, serviría de testigo para toda esa gente del gran poder y bondad del Dios vivo (Gn. 41:45).
Pero los planes de Dios no terminaban allí, ya que utilizo la dureza física de la escasez para volver a reunir a la familia de Israel. Cuando los hermanos de José lo vieron, no solo sintieron tristeza por sus malas acciones (Gn. 42:21; 45:5) sino que demostraron una lealtad nueva hacia su medio hermano, Benjamin. Y Judá, quien había abandonado a su familia (Gn. 38:1) rogó por la vida de su hermano menor, incluso a riesgo de su propia libertad (Gn. 44:18-34). La reunión de la familia y la presión de la hambruna movió a Jacob a mudarse cerca de Egipto, a la tierra de Gosen. Dios uso las erróneas costumbres egipcias (quienes odiaban a los pastores) para aislar a la familia allí (Gn. 43:32; 46:34). En la soledad, Dios desarrollo una nación dedicada al pastoreo y a la adoración. Durante cada uno de los sucesos de la historia de José, Dios reafirmo su fidelidad hacia su promesa hecha a Abraham (Gn. 12:1-3). El creo una gran nación de la familia de Jacob a través de un laberinto humano lleno de envidias, celos, divisiones y odios raciales (Gn. 50:20).
¡Les Bendigo!
Amor..!
domingo, 13 de septiembre de 2009
EL LLAMADO DE DIOS PARA TU VIDA
Génesis 12
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”
Más de una vez vemos en las Escrituras que Dios se revela como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Estas tres manifestaciones del mismo Dios, responden de algún modo a las tres personas de la trinidad: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
En Abraham, de alguna manera se representa a nuestro Dios Padre, quien nos llama de nuestra vida de dolor, de nuestra vida lejana de Él, nos llama a ser parte de su familia, adoptándonos como sus hijos.
Por otro lado, en Isaac se representa al Hijo, a Jesucristo; quien hizo posible nuestra salvación a través del sacrificio perfecto en la cruz del calvario. Es una imagen similar a la que podemos observar en Génesis 22.
Y por último, en Jacob se representa al Espíritu Santo, quien transforma, el que hace realidad a Jesucristo en nuestro diario vivir, el que mora en nosotros y está con nosotros. Es quien nos ayuda a que cada día seamos más parecidos a Jesús, es quien hace todas las cosas aquí en la Tierra.
En la clase de hoy, nos concentraremos mayormente en Abraham con su simbolismo con Dios Padre. En Génesis 11:27 al 12:4a podemos repasar las características del llamado de Abraham relacionándolo con nuestro propio llamado, el que hoy nos convoca a ser parte del pueblo de Dios, reconociendo que Él siempre da el primer paso y se acerca al hombre.
El llamado de Dios es un llamado soberano y de pura gracia.
Este llamado de Dios es de pura gracia, no es que nos elige por nuestras habilidades sino que nos llama porque nos ama y porque Él así lo quiso. Esto lo podemos ver claramente reflejado en el llamado de Abraham. ¿Por qué Dios lo eligió? ¿Por qué decidió el Señor que él sería el líder de una nación? ¿Abraham tenía virtudes que lo diferenciaban? ¿Era alguien espiritual, santo, apartado? ¿Se decía de él como se dijo de Noé que era justo en medio de sus generaciones? Las respuestas a estas preguntas son: no. Abraham era pagano, era un idólatra más que habitaba una ciudad llamada Ur de los Caldeos. Sólo Dios pudo ver en él lo que luego iba a hacer en su vida. Y así el Señor, de pura gracia, de una manera soberana lo eligió, lo atrajo y lo transformó por completo! A través de lo ocurrido en ese corazón, de ese llamado, de lo que Dios hizo por medio de la fe de Abraham, es que estamos hoy aquí.
Veamos esto también aplicado en nuestra propia vida, para que nunca dejemos de darle gracias a Dios por habernos elegido. Cuando Dios nos llamó, todavía éramos sus enemigos. Aún así, Cristo murió por nosotros. El amor del Señor es de pura gracia! Él nos ama con un amor que ha pasado por alto nuestras debilidades, nuestras barreras y ese amor es de tal forma que nos hizo parte de su familia. Veamos Efesios 2:1-5 donde el Apóstol Pablo expresa esta verdad. "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
Nunca olvidemos de donde nos ha sacado Dios. Y aunque muchos consideren que la salvación ha pasado de moda, si no entendemos que Jesucristo murió en la cruz para darnos la salvación, entonces deberíamos preguntarnos ¿Cuál fue el motivo por el cual Cristo pasó por la cruz? Si todos los hombres teníamos asegurada la salvación de nuestras almas, ¿Cómo es posible que el perfecto ser que nació del vientre de María tendría que morir como un criminal en una cruz? Jesús vino a buscar y salvar lo que estaba perdido. No nos olvidemos nunca de esto porque de hecho toda la vida vamos a tener que darle gracias a Dios por habernos hecho aceptos en el Amado, por medio de Jesucristo.
Este llamado es un llamado a la obediencia.
Veamos Génesis 12:1 "Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. Observa este imperativo "vete". No dice: Fíjate si te parece bien, dice vete de tu tierra y tu parentela, de la casa de tu padre a un lugar desconocido. Esto es porque el llamado de Dios implica un reconocimiento de su soberanía sobre nuestra vida. A partir de nuestro "sí" tenemos que entender que ya no debemos vivir la vida a nuestro antojo, bajo nuestros criterios, sino que ahora tenemos un dueño, un Señor al cual le rendimos cuentas de todo. Alguien que nos ama y por eso nos da los mejores consejos guiándonos a su plan perfecto. Porque la verdadera libertad es ser esclavos de Cristo!
La verdadera libertad no es estar bajo el pecado sino ser esclavo de Cristo. En Él, somos verdaderamente libres y felices cuando vivimos de acuerdo a la palabra de Dios. Abram había salido pero su obediencia había sido parcial, la orden era alejarse de su tierra y de su parentela. A pesar de ello, él se va de Ur de los caldeos pero de la mano de su padre. Al llegar a Harán, aproximadamente la mitad del camino, Abraham y su parentela se detienen. No se mueven de allí hasta la muerte de su padre. Esto quiere decir que Abram salió, pero obedeció de una manera parcial a este llamado. A veces los cristianos tenemos esta misma actitud, practicamos la casi-obediencia.
Muchos han comenzado con entusiasmo este trayecto hacia el llamado y por enredarse con malas relaciones se han quedado a mitad de camino sin llegar al destino pleno. Pero bueno es Dios. Esta palabra "pero" aparece para hablar del amor del Señor, a pesar de que Abram no había cumplido con total obediencia al llamado de Dios, Él le estaba dando una nueva oportunidad. Al igual que hoy lo esta haciendo contigo. Hoy hay una nueva oportunidad para ti. Si tal vez te has quedado a mitad de camino, o te has desviado de tu verdadero destino, Él viene con el mismo amor con el que se acercó a Abram y te dice: Yo te animo y te acompaño a que cumplas tu destino.
¿Cuántas veces nos hemos salido del camino? ¿Cuántas veces hemos sido desobedientes? Sin embargo, Dios al que le busca, al que le ama, al que está dispuesto a arrepentirse si se ha equivocado, se vuelve hacia él marcándole nuevamente el camino para llevarlo a la felicidad, al éxito y al progreso.
El llamado de Dios, es un llamado a salir.
Abram había recibido un llamado difícil, por eso el Hebreos 11 se lo considera uno de los héroes de la fe. Dios le había dicho que dejara su tierra y parentela, es decir, había un costo muy alto que pagar. El dejar los afectos, la familia, la seguridad, su tierra, su cultura, la seguridad de lo conocido para marchar hacia lo desconocido, fue definitivamente un acto de fe impresionante. Es por eso que le costó cumplirlo por completo al principio porque era un llamado a salir. Y al igual que Abram, nosotros también hemos recibido este llamado a salir. ¿A salir de donde? La palabra iglesia proviene de una palabra griega llamada "ekklesia" que significa literalmente los llamados afuera, los llamados a salir o la asamblea de los llamados. Esto quiere decir que el pueblo de Dios ha sido llamado a salir del mundo, significa salir de la manera de vivir del hombre sin Dios. Esto es el no vivir de acuerdo a los parámetros del mundo, que llama bueno a lo malo y malo a lo bueno, sino vivir sabiendo que tengo un Señor sobre mi vida y voy a vivir de acuerdo a sus ordenanzas.
El humanismo es un sistema donde el hombre se entrona a sí mismo y pregona que uno es dueño de sí. Sin embargo, Dios nos creó para Él y no hay nada más maravilloso que vivir para Dios y conocerle. Hay mucha gente que no sabe que se puede conocer a Dios, piensan que la vida pasa solo por lo que ven, tocan y palpan. Dicen que tener una relación personal con Jesucristo es algo místico, fanático. Pero Dios te llama y eso ya lo hace personal. El Señor es una persona que se relaciona, que tiene comunión, que se deja conocer y justamente por eso nos reunimos en su casa. Jesús dijo: "Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero". Y luego el Señor a través del apóstol Pablo dice: "Si alguno no tiene el espíritu de Cristo no es de Él".
Esto quiere decir que hay que tener a Dios en nuestro corazón y hay que conocerlo manteniendo una relación de amor, porque para eso Dios nos hizo nacer, para estar a su lado. No venimos por la sola voluntad de nuestros padres, no venimos por voluntad del hombre, venimos porque Dios nos creó como hijos suyos, nos llamó a salir de esta manera de vivir para ser solamente de Él. Muchas veces vamos a recibir rechazos, a veces hasta podemos llegar a perder amistades, pero esto no es porque nos volvamos antipáticos ni superiores al resto, sino porque muchas veces la gente no va a comprender nuestra manera de ver la vida, de querer hacer las cosas para agradar a Dios. Y reaccionan así tan solo porque todavía no conocen personalmente el amor de Dios. Cuando te decidas a salir vas a encontrarte con pruebas, con costos que pagar, vas a verte en situaciones donde sentirás la cruz en tu vida porque vas a tener que morir a muchas cosas para agradar a Dios. Sin embargo, la recompensa que Él tiene preparada para ti es mucho mayor de lo que crees! Todo el que deje algo por su causa, no quedará sin su recompensa!
El llamado de Dios es un llamado a conquistar.
Abram estaba llamado a poseer una tierra. Él tenía una herencia que debía tomar. El tema de la tierra ya aparece desde Génesis 1 y 2, al igual que el tema de la familia. Estos son los dos temas fundamentales que Dios le plantea a Abram, cuando le dice "vete de tu tierra a tomar una tierra que Yo te voy a dar y a partir de ti Yo voy a levantar una familia, un pueblo y en ti serán benditas todas las familia de la tierra". Estos dos temas son medulares en el propósito eterno de Dios, es por eso que ha intentado con la primera pareja humana cumplir con este objetivo: que ellos se enseñorearan sobre la tierra, que ejercieran autoridad, que administraran la tierra y que además se multiplicaran.
Este fue el mensaje para la primera pareja humana, Dios nunca cambió de idea, lo que pasa es que nuestros padres Adán y Eva eligieron el otro camino. En su momento, desobedecieron, pecaron y como consecuencia perdieron la autoridad sobre la tierra, la cual fue entregada en manos de Satanás. Es por eso que él no tiene ningún problema en ofrecerle a Jesús (en la tentación en el desierto) la autoridad sobre los reinos de la tierra. Es más, el mismo apóstol Pablo dijo que este es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.
Sin embargo, nuestra seguridad está en Cristo que es el Rey de gloria, quien ha vencido en la cruz y tiene toda potestad en los cielos y en la tierra!! Estamos llamados a recuperar la tierra que nuestros padres han perdido. ¿Cómo la recuperamos? estableciendo el reino de Dios en el mundo. Espiritualmente, la iglesia está recuperando la vida espiritual del mundo, está instaurando el reino de Dios para que sus leyes se cumplan, esta es nuestra misión! Dios ha creado a todos los seres humanos para que seamos parte de su familia. Es por eso que el propósito eterno de Dios es tener una familia de muchos hijos semejantes a Jesucristo. Nosotros, al igual que Abram estamos para abrazar este llamado, en primer lugar para que venga el reino de Dios a esta tierra. Como dice en la Palabra de Dios: "Padre nuestro que estás en los cielos, venga a nosotros tu reino, que así como en el cielo, en la tierra también se haga tu voluntad" ¡Eso es tomar la tierra! Y al mismo tiempo al decir Padre nuestro, estamos declarando que Él es nuestro padre a quien estamos sujetos. Él es el Padre de muchos hijos y todavía faltan muchos hermanos!
Quizás debes preguntarte ¿Cómo puedo yo colaborar con el propósito eterno de Dios? ¿Cómo puedo trabajar codo a codo con Dios para sumarme a ese propósito que tiene para con el hombre? La respuesta es que tienes que predicar el evangelio, entonces las personas que crean pasan a formar parte de la familia de Dios ya que reciben el espíritu de adopción, el Espíritu Santo y pasa a ser un integrante de esta gran familia. Debemos predicar, y al hacerlo nos estamos convirtiendo en parteros, en parteras de Dios quienes estamos ayudando para el alumbramiento. Pero cuidado, no tenemos que predicar con cualquier palabra, sino que tenemos que hablar de Jesús, de su obra en tu vida y por toda la humanidad. Y si la persona cree, ¡sucede el milagro del nuevo nacimiento! Es el tiempo para que comencemos a predicar su palabra! ¡Es el tiempo de que la familia de Dios crezca! Y como buena familia, tenemos que ser hijos semejantes a nuestro Señor Jesús. Él es el perfecto modelo, en carácter, en obras, en amor, en misericordia. Tenemos que igualar la relación que tenía con el Padre aquí en la tierra, su manera de perdonar, de orar, porque esto es lo que Dios pretende de nosotros.
Es por eso que día a día debemos dejar que el Espíritu Santo nos moldee para ser más obedientes a Dios, así como lo fue Jesús mismo.
Hay un llamado sobre tu vida, Dios no ha cambiado, Él es el mismo que te recibió con sus brazos de amor, quien te dio un destino y un propósito. No te distraigas, no cambies tu corazón para con Él. No dejes que tu primer amor mengüe. El Señor te dice hoy: Yo estoy aquí, soy tu Padre, el mismo que te llamó cuando estabas perdido y Yo no he cambiado mis planes y propósitos para ti. Sigue adelante, escucha sus palabras y aléjate de lo que no te acerca a Dios, este es el tiempo de que las promesas se cumplan en tu vida!
Preguntas de reflexión:
1. ¿Por qué Dios le ordenó a Abraham que se alejara de su tierra y su parentela? ¿Hay algo en tu vida de lo que te tengas que alejar?
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”
Más de una vez vemos en las Escrituras que Dios se revela como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Estas tres manifestaciones del mismo Dios, responden de algún modo a las tres personas de la trinidad: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
En Abraham, de alguna manera se representa a nuestro Dios Padre, quien nos llama de nuestra vida de dolor, de nuestra vida lejana de Él, nos llama a ser parte de su familia, adoptándonos como sus hijos.
Por otro lado, en Isaac se representa al Hijo, a Jesucristo; quien hizo posible nuestra salvación a través del sacrificio perfecto en la cruz del calvario. Es una imagen similar a la que podemos observar en Génesis 22.
Y por último, en Jacob se representa al Espíritu Santo, quien transforma, el que hace realidad a Jesucristo en nuestro diario vivir, el que mora en nosotros y está con nosotros. Es quien nos ayuda a que cada día seamos más parecidos a Jesús, es quien hace todas las cosas aquí en la Tierra.
En la clase de hoy, nos concentraremos mayormente en Abraham con su simbolismo con Dios Padre. En Génesis 11:27 al 12:4a podemos repasar las características del llamado de Abraham relacionándolo con nuestro propio llamado, el que hoy nos convoca a ser parte del pueblo de Dios, reconociendo que Él siempre da el primer paso y se acerca al hombre.
El llamado de Dios es un llamado soberano y de pura gracia.
Este llamado de Dios es de pura gracia, no es que nos elige por nuestras habilidades sino que nos llama porque nos ama y porque Él así lo quiso. Esto lo podemos ver claramente reflejado en el llamado de Abraham. ¿Por qué Dios lo eligió? ¿Por qué decidió el Señor que él sería el líder de una nación? ¿Abraham tenía virtudes que lo diferenciaban? ¿Era alguien espiritual, santo, apartado? ¿Se decía de él como se dijo de Noé que era justo en medio de sus generaciones? Las respuestas a estas preguntas son: no. Abraham era pagano, era un idólatra más que habitaba una ciudad llamada Ur de los Caldeos. Sólo Dios pudo ver en él lo que luego iba a hacer en su vida. Y así el Señor, de pura gracia, de una manera soberana lo eligió, lo atrajo y lo transformó por completo! A través de lo ocurrido en ese corazón, de ese llamado, de lo que Dios hizo por medio de la fe de Abraham, es que estamos hoy aquí.
Veamos esto también aplicado en nuestra propia vida, para que nunca dejemos de darle gracias a Dios por habernos elegido. Cuando Dios nos llamó, todavía éramos sus enemigos. Aún así, Cristo murió por nosotros. El amor del Señor es de pura gracia! Él nos ama con un amor que ha pasado por alto nuestras debilidades, nuestras barreras y ese amor es de tal forma que nos hizo parte de su familia. Veamos Efesios 2:1-5 donde el Apóstol Pablo expresa esta verdad. "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
Nunca olvidemos de donde nos ha sacado Dios. Y aunque muchos consideren que la salvación ha pasado de moda, si no entendemos que Jesucristo murió en la cruz para darnos la salvación, entonces deberíamos preguntarnos ¿Cuál fue el motivo por el cual Cristo pasó por la cruz? Si todos los hombres teníamos asegurada la salvación de nuestras almas, ¿Cómo es posible que el perfecto ser que nació del vientre de María tendría que morir como un criminal en una cruz? Jesús vino a buscar y salvar lo que estaba perdido. No nos olvidemos nunca de esto porque de hecho toda la vida vamos a tener que darle gracias a Dios por habernos hecho aceptos en el Amado, por medio de Jesucristo.
Este llamado es un llamado a la obediencia.
Veamos Génesis 12:1 "Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. Observa este imperativo "vete". No dice: Fíjate si te parece bien, dice vete de tu tierra y tu parentela, de la casa de tu padre a un lugar desconocido. Esto es porque el llamado de Dios implica un reconocimiento de su soberanía sobre nuestra vida. A partir de nuestro "sí" tenemos que entender que ya no debemos vivir la vida a nuestro antojo, bajo nuestros criterios, sino que ahora tenemos un dueño, un Señor al cual le rendimos cuentas de todo. Alguien que nos ama y por eso nos da los mejores consejos guiándonos a su plan perfecto. Porque la verdadera libertad es ser esclavos de Cristo!
La verdadera libertad no es estar bajo el pecado sino ser esclavo de Cristo. En Él, somos verdaderamente libres y felices cuando vivimos de acuerdo a la palabra de Dios. Abram había salido pero su obediencia había sido parcial, la orden era alejarse de su tierra y de su parentela. A pesar de ello, él se va de Ur de los caldeos pero de la mano de su padre. Al llegar a Harán, aproximadamente la mitad del camino, Abraham y su parentela se detienen. No se mueven de allí hasta la muerte de su padre. Esto quiere decir que Abram salió, pero obedeció de una manera parcial a este llamado. A veces los cristianos tenemos esta misma actitud, practicamos la casi-obediencia.
Muchos han comenzado con entusiasmo este trayecto hacia el llamado y por enredarse con malas relaciones se han quedado a mitad de camino sin llegar al destino pleno. Pero bueno es Dios. Esta palabra "pero" aparece para hablar del amor del Señor, a pesar de que Abram no había cumplido con total obediencia al llamado de Dios, Él le estaba dando una nueva oportunidad. Al igual que hoy lo esta haciendo contigo. Hoy hay una nueva oportunidad para ti. Si tal vez te has quedado a mitad de camino, o te has desviado de tu verdadero destino, Él viene con el mismo amor con el que se acercó a Abram y te dice: Yo te animo y te acompaño a que cumplas tu destino.
¿Cuántas veces nos hemos salido del camino? ¿Cuántas veces hemos sido desobedientes? Sin embargo, Dios al que le busca, al que le ama, al que está dispuesto a arrepentirse si se ha equivocado, se vuelve hacia él marcándole nuevamente el camino para llevarlo a la felicidad, al éxito y al progreso.
El llamado de Dios, es un llamado a salir.
Abram había recibido un llamado difícil, por eso el Hebreos 11 se lo considera uno de los héroes de la fe. Dios le había dicho que dejara su tierra y parentela, es decir, había un costo muy alto que pagar. El dejar los afectos, la familia, la seguridad, su tierra, su cultura, la seguridad de lo conocido para marchar hacia lo desconocido, fue definitivamente un acto de fe impresionante. Es por eso que le costó cumplirlo por completo al principio porque era un llamado a salir. Y al igual que Abram, nosotros también hemos recibido este llamado a salir. ¿A salir de donde? La palabra iglesia proviene de una palabra griega llamada "ekklesia" que significa literalmente los llamados afuera, los llamados a salir o la asamblea de los llamados. Esto quiere decir que el pueblo de Dios ha sido llamado a salir del mundo, significa salir de la manera de vivir del hombre sin Dios. Esto es el no vivir de acuerdo a los parámetros del mundo, que llama bueno a lo malo y malo a lo bueno, sino vivir sabiendo que tengo un Señor sobre mi vida y voy a vivir de acuerdo a sus ordenanzas.
El humanismo es un sistema donde el hombre se entrona a sí mismo y pregona que uno es dueño de sí. Sin embargo, Dios nos creó para Él y no hay nada más maravilloso que vivir para Dios y conocerle. Hay mucha gente que no sabe que se puede conocer a Dios, piensan que la vida pasa solo por lo que ven, tocan y palpan. Dicen que tener una relación personal con Jesucristo es algo místico, fanático. Pero Dios te llama y eso ya lo hace personal. El Señor es una persona que se relaciona, que tiene comunión, que se deja conocer y justamente por eso nos reunimos en su casa. Jesús dijo: "Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero". Y luego el Señor a través del apóstol Pablo dice: "Si alguno no tiene el espíritu de Cristo no es de Él".
Esto quiere decir que hay que tener a Dios en nuestro corazón y hay que conocerlo manteniendo una relación de amor, porque para eso Dios nos hizo nacer, para estar a su lado. No venimos por la sola voluntad de nuestros padres, no venimos por voluntad del hombre, venimos porque Dios nos creó como hijos suyos, nos llamó a salir de esta manera de vivir para ser solamente de Él. Muchas veces vamos a recibir rechazos, a veces hasta podemos llegar a perder amistades, pero esto no es porque nos volvamos antipáticos ni superiores al resto, sino porque muchas veces la gente no va a comprender nuestra manera de ver la vida, de querer hacer las cosas para agradar a Dios. Y reaccionan así tan solo porque todavía no conocen personalmente el amor de Dios. Cuando te decidas a salir vas a encontrarte con pruebas, con costos que pagar, vas a verte en situaciones donde sentirás la cruz en tu vida porque vas a tener que morir a muchas cosas para agradar a Dios. Sin embargo, la recompensa que Él tiene preparada para ti es mucho mayor de lo que crees! Todo el que deje algo por su causa, no quedará sin su recompensa!
El llamado de Dios es un llamado a conquistar.
Abram estaba llamado a poseer una tierra. Él tenía una herencia que debía tomar. El tema de la tierra ya aparece desde Génesis 1 y 2, al igual que el tema de la familia. Estos son los dos temas fundamentales que Dios le plantea a Abram, cuando le dice "vete de tu tierra a tomar una tierra que Yo te voy a dar y a partir de ti Yo voy a levantar una familia, un pueblo y en ti serán benditas todas las familia de la tierra". Estos dos temas son medulares en el propósito eterno de Dios, es por eso que ha intentado con la primera pareja humana cumplir con este objetivo: que ellos se enseñorearan sobre la tierra, que ejercieran autoridad, que administraran la tierra y que además se multiplicaran.
Este fue el mensaje para la primera pareja humana, Dios nunca cambió de idea, lo que pasa es que nuestros padres Adán y Eva eligieron el otro camino. En su momento, desobedecieron, pecaron y como consecuencia perdieron la autoridad sobre la tierra, la cual fue entregada en manos de Satanás. Es por eso que él no tiene ningún problema en ofrecerle a Jesús (en la tentación en el desierto) la autoridad sobre los reinos de la tierra. Es más, el mismo apóstol Pablo dijo que este es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.
Sin embargo, nuestra seguridad está en Cristo que es el Rey de gloria, quien ha vencido en la cruz y tiene toda potestad en los cielos y en la tierra!! Estamos llamados a recuperar la tierra que nuestros padres han perdido. ¿Cómo la recuperamos? estableciendo el reino de Dios en el mundo. Espiritualmente, la iglesia está recuperando la vida espiritual del mundo, está instaurando el reino de Dios para que sus leyes se cumplan, esta es nuestra misión! Dios ha creado a todos los seres humanos para que seamos parte de su familia. Es por eso que el propósito eterno de Dios es tener una familia de muchos hijos semejantes a Jesucristo. Nosotros, al igual que Abram estamos para abrazar este llamado, en primer lugar para que venga el reino de Dios a esta tierra. Como dice en la Palabra de Dios: "Padre nuestro que estás en los cielos, venga a nosotros tu reino, que así como en el cielo, en la tierra también se haga tu voluntad" ¡Eso es tomar la tierra! Y al mismo tiempo al decir Padre nuestro, estamos declarando que Él es nuestro padre a quien estamos sujetos. Él es el Padre de muchos hijos y todavía faltan muchos hermanos!
Quizás debes preguntarte ¿Cómo puedo yo colaborar con el propósito eterno de Dios? ¿Cómo puedo trabajar codo a codo con Dios para sumarme a ese propósito que tiene para con el hombre? La respuesta es que tienes que predicar el evangelio, entonces las personas que crean pasan a formar parte de la familia de Dios ya que reciben el espíritu de adopción, el Espíritu Santo y pasa a ser un integrante de esta gran familia. Debemos predicar, y al hacerlo nos estamos convirtiendo en parteros, en parteras de Dios quienes estamos ayudando para el alumbramiento. Pero cuidado, no tenemos que predicar con cualquier palabra, sino que tenemos que hablar de Jesús, de su obra en tu vida y por toda la humanidad. Y si la persona cree, ¡sucede el milagro del nuevo nacimiento! Es el tiempo para que comencemos a predicar su palabra! ¡Es el tiempo de que la familia de Dios crezca! Y como buena familia, tenemos que ser hijos semejantes a nuestro Señor Jesús. Él es el perfecto modelo, en carácter, en obras, en amor, en misericordia. Tenemos que igualar la relación que tenía con el Padre aquí en la tierra, su manera de perdonar, de orar, porque esto es lo que Dios pretende de nosotros.
Es por eso que día a día debemos dejar que el Espíritu Santo nos moldee para ser más obedientes a Dios, así como lo fue Jesús mismo.
Hay un llamado sobre tu vida, Dios no ha cambiado, Él es el mismo que te recibió con sus brazos de amor, quien te dio un destino y un propósito. No te distraigas, no cambies tu corazón para con Él. No dejes que tu primer amor mengüe. El Señor te dice hoy: Yo estoy aquí, soy tu Padre, el mismo que te llamó cuando estabas perdido y Yo no he cambiado mis planes y propósitos para ti. Sigue adelante, escucha sus palabras y aléjate de lo que no te acerca a Dios, este es el tiempo de que las promesas se cumplan en tu vida!
Preguntas de reflexión:
1. ¿Por qué Dios le ordenó a Abraham que se alejara de su tierra y su parentela? ¿Hay algo en tu vida de lo que te tengas que alejar?
2. ¿Confiarías tal como lo hizo Abraham, en el destino que tiene preparado para ti? ¿Estás caminando en pos de esa promesa o de acuerdo a tus mapas?
3. El llamado es de conquista, ¿Estás conquistando la tierra donde vives (familiares, compañeros de trabajo, vecinos, etc.)?
TOMADO DE: www.claudiofreidzon.com
Iglesia Rey de Reyes - Argentina
¡Les Bendigo!
Efesios 4:2
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