¿POR QUÉ AMAR A UNA MUJER DE TAL CALAÑA?
“Se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová”. Oseas 2:13
Oseas comienza con una historia de amor – una historia de amor dolorosa y personal, la del profeta mismo. Oseas se había casado con una mujer cuya conducta era la de una prostituta. Sin embargo, cuánto más ella lo traicionaba, tanto más la amaba Oseas. Él le había brindado todo lo que merecía una buena esposa: su amor, su hogar, su nombre, su reputación. Y ella le pagó viviendo con otros hombres. El la previno, le suplicó, la castigó. Ella lo humilló hasta las lágrimas, pero él se aferró a ella.
¿Por qué comenzó Oseas con su vida personal? Porque Dios le había pedido que la relacionara con otra historia de amor, más trágica aún: la del amor sufrido de Dios por su pueblo. Dios podría haberse limitado a declarar: “Israel es para mí como una esposa – como una esposa adúltera”. Pero en vez de hacerlo, utilizó a Oseas para representar dramáticamente tal traición en la vida real – y para mostrar con colores vividos la ira de Dios, sus celos y – sobre todo – su amor por su pueblo.
Desembocando en el fin más amargo
Virtualmente cada capítulo de Oseas habla de la “prostitución” o del “adulterio” del pueblo de Dios (Oseas 1:2; 2:2-4; 3:1; 4:2,10-15,18; 5:3,4; 8:9; 9:1). Pero detrás de las palabras duras hay una revelación notablemente tierna: Dios no quieres ser solamente el “amo” de su pueblo. Quiere ser un esposo, dándose a sí mismo en un amor íntimo.
Oseas publicó y dramatizó estos mensajes en el norte de la nación dividida de Dios – Israel, o “Efraín”, como la llamó Oseas. El reinado del Rey Jeroboam II había sido un período de prosperidad; tanto así el profeta Amós criticó violentamente a los ricos por sus injusticias avariciosas contra los pobres. Pero poco después de la muerte de Jeroboam el tejido de la nación comenzó a desmadejarse. En un período de poco más de 20 años seis reyes ascendieron al trono – cuatro de ellos mediante el asesinato del rey anterior. Es posible que Oseas haya vivido hasta poder ver los ejércitos masivos de Asiria tomar por asalto la capital y deportar a todos los ciudadanos israelitas a otras tierras. La “esposa” de Dios fue arrastrada y perdida, tal como él lo había advertido.
Dios es un esposo
En aquella época, en que la mayoría de la gente debe haber estado preocupada por la política y los temas militares, Oseas concentró su mensaje en la adoración de ídolos, llamándola “adulterio”. El vio en dicha adoración la raíz de los problemas de Israel.
Israel tendía a mezclar las religiones libremente – a pensar que, la religión de cada uno tenía algo de verdad, y cuando más religión uno tenía, tanto mejor uno andaría. Muchos fueron los profetas que atacaron el culto a los ídolos. Oseas demuestra que la preocupación de Dios acerca de la idolatría no es un asunto de capricho religioso. Es algo terriblemente personal. Dios, el esposo, no compartirá a su esposa con nadie.
La ira y los celos de Dios, expresada con tanta insistencia en el Antiguo Testamento, reflejan su amor potente. El pecado no solamente viola la ley de Dios, atormenta también su corazón. El castiga para obtener la atención de su amada. No obstante, aún cuando ella le da la espalda, él permanece fiel. Está dispuesto a sufrir, esperando que ella cambie algún día. Oseas demuestra que lo que Dios quiere, no es castigar, sino amar.
Tomado de la Biblia Devocional de Estudio de la Liga Bíblica.
¡Les Bendigo!
Oseas comienza con una historia de amor – una historia de amor dolorosa y personal, la del profeta mismo. Oseas se había casado con una mujer cuya conducta era la de una prostituta. Sin embargo, cuánto más ella lo traicionaba, tanto más la amaba Oseas. Él le había brindado todo lo que merecía una buena esposa: su amor, su hogar, su nombre, su reputación. Y ella le pagó viviendo con otros hombres. El la previno, le suplicó, la castigó. Ella lo humilló hasta las lágrimas, pero él se aferró a ella.
¿Por qué comenzó Oseas con su vida personal? Porque Dios le había pedido que la relacionara con otra historia de amor, más trágica aún: la del amor sufrido de Dios por su pueblo. Dios podría haberse limitado a declarar: “Israel es para mí como una esposa – como una esposa adúltera”. Pero en vez de hacerlo, utilizó a Oseas para representar dramáticamente tal traición en la vida real – y para mostrar con colores vividos la ira de Dios, sus celos y – sobre todo – su amor por su pueblo.
Desembocando en el fin más amargo
Virtualmente cada capítulo de Oseas habla de la “prostitución” o del “adulterio” del pueblo de Dios (Oseas 1:2; 2:2-4; 3:1; 4:2,10-15,18; 5:3,4; 8:9; 9:1). Pero detrás de las palabras duras hay una revelación notablemente tierna: Dios no quieres ser solamente el “amo” de su pueblo. Quiere ser un esposo, dándose a sí mismo en un amor íntimo.
Oseas publicó y dramatizó estos mensajes en el norte de la nación dividida de Dios – Israel, o “Efraín”, como la llamó Oseas. El reinado del Rey Jeroboam II había sido un período de prosperidad; tanto así el profeta Amós criticó violentamente a los ricos por sus injusticias avariciosas contra los pobres. Pero poco después de la muerte de Jeroboam el tejido de la nación comenzó a desmadejarse. En un período de poco más de 20 años seis reyes ascendieron al trono – cuatro de ellos mediante el asesinato del rey anterior. Es posible que Oseas haya vivido hasta poder ver los ejércitos masivos de Asiria tomar por asalto la capital y deportar a todos los ciudadanos israelitas a otras tierras. La “esposa” de Dios fue arrastrada y perdida, tal como él lo había advertido.
Dios es un esposo
En aquella época, en que la mayoría de la gente debe haber estado preocupada por la política y los temas militares, Oseas concentró su mensaje en la adoración de ídolos, llamándola “adulterio”. El vio en dicha adoración la raíz de los problemas de Israel.
Israel tendía a mezclar las religiones libremente – a pensar que, la religión de cada uno tenía algo de verdad, y cuando más religión uno tenía, tanto mejor uno andaría. Muchos fueron los profetas que atacaron el culto a los ídolos. Oseas demuestra que la preocupación de Dios acerca de la idolatría no es un asunto de capricho religioso. Es algo terriblemente personal. Dios, el esposo, no compartirá a su esposa con nadie.
La ira y los celos de Dios, expresada con tanta insistencia en el Antiguo Testamento, reflejan su amor potente. El pecado no solamente viola la ley de Dios, atormenta también su corazón. El castiga para obtener la atención de su amada. No obstante, aún cuando ella le da la espalda, él permanece fiel. Está dispuesto a sufrir, esperando que ella cambie algún día. Oseas demuestra que lo que Dios quiere, no es castigar, sino amar.
Tomado de la Biblia Devocional de Estudio de la Liga Bíblica.
¡Les Bendigo!
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