LOS SIETE “YO SOY” DE JESUS
Las declaraciones de Jesús “yo soy” debieron tener importancia particular para los oyentes judíos del primer siglo. Dios se había revelado a Moisés con un sonoro “YO SOY” (Ex. 3:14). Ahora Jesús estaba usando las misma palabras para describirse a si mismo. (Juan 4:26; 6:20; 13:19).
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mi viene nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35; 41, 48, 51).
Esto dijo Jesús después que alimento a 5.000. Como el pan sostiene la vida física, así Cristo ofrece y sostiene la vida espiritual. La alimentación y satisfacción que ofrece son permanentes.
“Otra vez Jesús les hablo, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Esto dijo Jesús durante las fiestas de los Tabernáculos. En esta fiesta, un gran candelabro se prendía en el Templo en el patio de las mujeres. Recordaba a los israelitas el pilar de fuego que guió a sus antepasados durante su paso a través del desierto.
A un mundo que tropieza en las tinieblas del pecado, Cristo se ofrece como una guía constante. La luz también es símbolo de santidad.
“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas… Yo soy la puerta; el que por mi entrare, será salvo; y entrara y saldrá, y hallara pastos”. (Juan 10:7,9).
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas… Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” (Juan 10:11, 14).
Esto dijo durante un discurso con los líderes religiosos de Israel en el cual Jesús declaro en esencia que eran pastores inadecuados para la nación.
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque este muerto, vivirá” (Juan 11:25).
Esto dijo Jesús después de la muerte de Lázaro. Jesús es el Señor de toda la vida y posee el poder para levantar de la muerte. La muerte no es la palabra final, porque todos lo que están en Cristo vivirán para siempre.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi”. (Juan 14:6).
Esto dijo Jesús cuando los discípulos estaban confundidos por las declaraciones que había hecho sobre el cielo. Jesús es el único camino al Padre. Es la fuente de toda la verdad y de todo el conocimiento sobre Dios. Ofrece a las personas muertas espiritualmente la misma vida de Dios.
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer” (Juan 15:1, 5).
Esto dijo Jesús en el discurso del aposento alto, la noche de su arresto.
El Antiguo Testamento contiene muchas referencias a Israel como la viña de Dios (Sal. 80:8; Is. 5:1-7; Ez. 15; Os. 10.1). Pero como la nación fue fructífera, Jesús vino para cumplir el propósito de Dios. Al sujetarnos a Cristo, permitimos que su vida fluya en y a través de nosotros. Entonces no podemos evitar el llevar fruto que honrara al Padre. En esta metáfora, El es el jardinero.
Les bendigo!
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