2a Reyes 11:1
“Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la descendencia real”.
Leer 2a Corintios 22
Hay un paralelo sorprendente entre la relación de Israel con Judá y la de los descendientes de Caín, y los de Set. Caín se apartó, él y su familia, de todas las personas temerosas de Dios en su día. Años más tarde las hijas de los camitas tentaron a los hijos de Set, y acabaron preparando la escena para el diluvio. De la misma manera el idólatra Israel se separó primero de Judá. Luego por medio de una mujer licenciosa, trató de entrampar a Judá, y con ello lo preparó para la cautividad babilónica.
“Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la descendencia real”.
Leer 2a Corintios 22
Hay un paralelo sorprendente entre la relación de Israel con Judá y la de los descendientes de Caín, y los de Set. Caín se apartó, él y su familia, de todas las personas temerosas de Dios en su día. Años más tarde las hijas de los camitas tentaron a los hijos de Set, y acabaron preparando la escena para el diluvio. De la misma manera el idólatra Israel se separó primero de Judá. Luego por medio de una mujer licenciosa, trató de entrampar a Judá, y con ello lo preparó para la cautividad babilónica.
La licenciosa mujer que de esta manera preparó la caída moral de Judá fue Atalía, la hija de Acab y de Jezabel. Era la verdadera personificación de toda la maldad de sus padres. Jezabel había traído el veneno de Sidón y lo había inyectado en las venas de Israel. Y ahora Atalía iba a traspasarlo a las venas de Jerusalén. Notamos en este relato que un rey de la casa de David, en vez de aliarse con el profeta de Dios en el conflicto entre Acab y Elías, se decidió en cambio a favor de la dinastía de Acab. Incluso permitió a Joram, príncipe heredero que se casara con la hija de Jezabel.
Si Jerusalén no se hubiera ya apartado mucho del servicio de Jehová, la llegada de Atalía y sus sacerdotes de Baal habría incitado una reacción violenta en contra por parte del pueblo de Jerusalén. Pero no ocurrió tal cosa. Al contrario, Atalía pasó a regir Israel en el momento que fue hecha reina.
En bastantes aspectos Atalía se parece a su propia madre Jezabel, y lo que hizo Atalía en Jerusalén es similar a lo que había hecho Jezabel en Jezreel, en Samaria. Aparecieron en Jerusalén templos a Baal por todas partes. El tenor de vida de Jerusalén cambió completamente. La mundanalidad prevalecía y los que temían a Jehová tuvieron que partir de Jerusalén.
Pero Jehová llamó a Jehú, el cual eliminó a la dinastía de Acab en Israel y dio muerte al hijo de Atalía, Ocozías. En vista de ello Atalía decidió exterminar a todos los otros hijos de Joram, su esposo, posibles herederos del trono, y se puso ella misma al frente.
Milagrosamente se salvó un hijo de Ocozías, Joas, que fue escondido en casa de Josafat, una hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joyada. Esta mujer era hermana de Ocozías. Atalía reinó seis años. Después de este tiempo Joyada proclamó rey a Joas. Atalía fue ejecutada y todos los altares de Baal derribados.
Parece no haber límites a la capacidad para el mal en una mujer con las entrañas de Jezabel o de Atalías cuando no reconoce los límites de su propia naturaleza humana, o rehúsa aceptar las limitaciones que Dios ha establecido.
¡Les Bendigo!
Parece no haber límites a la capacidad para el mal en una mujer con las entrañas de Jezabel o de Atalías cuando no reconoce los límites de su propia naturaleza humana, o rehúsa aceptar las limitaciones que Dios ha establecido.
¡Les Bendigo!
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