martes, 20 de abril de 2010

LA ARMADURA DE DIOS PARA EL CRISTIANO

Efesios 6:10-18
"Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en nuestro Señor y en la grandeza de su poder, y vístanse de toda la armadura de Dios, para que sean capaces de estar firmes ante las estratagemas del Adversario; porque su lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados, contra gobernantes, contra los poseedores de este mundo de tinieblas y contra los espíritus malignos que están bajo los cielos. Por esta causa, vístanse de toda la armadura de Dios para que puedan resistir al Maligno, y estando preparados en todo, puedan permancer firmes. Estén, pues, firmes, y ciñan sus lomos con la verdad, y vístanse con la coraza de justicia, y calcen sus pies con la buena voluntad del Evangelio de la paz. Y junto con esto, tomen el escudo de la fe para que con él puedan apagar todos los dardos encendidos del Maligno. Colóquense el yelmo de la salvación y tomen la espada del Esíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo en el Espíritu, con toda oración y ruego; velando en oración siempre, orando e implorando continuamente por todos los santos"

INTRODUCCIÓN
Este pasaje nos da la enseñanza bíblica acerca de la guerra espiritual contra enemigos espirituales que nos asechan continuamente. Guerra que nuestros enemigos nos han declarado aun sin que nosotros decidiéramos estar involucrados. Lo crea usted o no, lo desee o no, sus enemigos le enfrentarán.

¿Por qué? Esos enemigos son por naturaleza llenos de maldad y no hacen otra cosa que practicarla:

1. Son diseñados para eso (Pr. 16: 4) (Is. 54: 16) (Jn. 10: 10b)
No conocen ni practican la misericordia, ni la piedad.

2. Su enfoque principal es contra Dios, y todo lo que Dios ame o aprecie, es automáticamente odiado por ellos, haciéndose objeto de sus ataques (Gn. 3).

3. Tienen ambición de poder y control. Dios le ha arrebatado su dominio en la tierra y se lo ha entregado a sus hijos (Jn. 1: 12) Ellos quieren recuperar este terreno perdido. (La Biblia nos alerta a no darle lugar al diablo Ef. 4: 27).

Para que salgamos victoriosos es necesario tener un conocimiento correcto de esta situación. Ya el Señor le había revelado a su pueblo que la causa de sus continuas derrotas y momentos de aflicción era su falta de conocimiento (Os. 4: 6)

DESARROLLO
¿Qué debemos conocer entonces sobre la guerra espiritual?
I. Nuestro enemigo tiene la ventaja de ser invisible ante nuestros ojos. El Apóstol nos dice que nuestra lucha no es contra seres humanos de nuestra misma condición, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. No son de este mundo natural, pero dominan en él. (Ef. 2: 1-2)
II. Solo los podemos vencer cuando nos fortalecemos con el poder del Señor. Todo esfuerzo humano es inadecuado para contrarrestar la influencia maligna de los poderes sobrenaturales. (Hch. 19: 10-16)
III. La armadura es de Dios y espiritual.
Si hay alguien que conoce de esta armadura es Dios, su diseñador. Vamos a necesitar siempre del contacto con Él y de la obediencia a sus instrucciones. Si no la usamos correctamente el enemigo lo notará y lo usará para derribarnos.
LA ARMADURA ESPIRITUAL DE DIOS
Para esta descripción es muy probable que Pablo tuviera en mente el diseño de la armadura de un solado romano de la época. El imperio romano dominaba este territorio y era sencillo para los receptores de la carta identificar el significado de las ideas a través de estos simbolismos. Por esa razón trataremos de ubicarnos en ellos para penetrar profundamente en este conocimiento.
1. Ceñidos con el cinturón de la verdad
El primer elemento es el cinto. Es muy apropiado mencionarlo como primero porque el soldado, para poder sostener todos los demás elementos, tenía que llevar un cinto. No era un simple adorno, sino una parte esencial de su equipamiento. Ponerlo bien ajustado en su lugar, proporcionaba libertad de movimientos.
La verdad, entonces, significa la base para que podamos usar el resto de la armadura espiritual. Es Jesucristo mismo y sus palabras. Cada vez que dejemos la verdad por usar o seguir una mentira, (se cual sea en la situación que nos encontremos) estamos abriéndole las puertas al enemigo para que nos haga daño, además que inutilizaríamos el resto de la armadura y nos limitaríamos en movimiento. (Jn. 8: 32)
2. Protegidos con la coraza de justicia
La coraza se usaba para proteger el corazón del soldado. Nos habla de aquellos actos que practicamos y las cosas que deseamos (Mat. 12: 35). Actuar injusta e impíamente nos anula esta protección vital, y quedamos a merced de Satanás (Prov. 4: 23).
Es cuando actuamos con la justicia de Dios que nuestro corazón queda protegido. Es su justicia y no la nuestra. La escritura declara enfáticamente que en la humanidad no hay un solo justo, ni siquiera uno (Rom. 3: 10) Necesitamos la justicia de Dios para nosotros, que es Cristo (Rom. 3: 21-26)
3. Calzados con la disposición de predicar el evangelio
El soldado romano usaba sandalias que iban bien sujetadas por tiras de cuero al pie y al tobillo.
En las suelas llevaban clavos. Esto les permitía afirmarse bien y ser ligeros en el campo de batalla. En la guerra espiritual se refiere a la seguridad y confianza que nos trae el conocer las verdades redentoras de Dios reveladas en el evangelio de Jesucristo (Rom. 1: 16)
4. El escudo de la fe
El escudo era la protección que llevaba el soldado para defenderse de los ataques lanzados de su enemigo. El Apóstol nos escribe “sobre todo” denotando la tremenda importancia que tiene la fe para nuestra defensa. En (Heb. 11) hay una descripción exacta de este escudo y con un énfasis acentuado en el (vs. 6) Con la fe es que se pueden apagar todos los dardos de fuego lanzados por el maligno.
5. El yelmo de la salvación
El yelmo era la estructura que cubría la cabeza y el cerebro. Se refiere a la aceptación en nuestras mentes de las verdaderas doctrinas de Dios que nos llevan a la salvación, a fin de que nuestros ojos no sean cegados, nuestros oídos cerrados, nuestra conciencia endurecida ni nuestras mentes infectadas por los ataques del diablo Esto me ayudará a definir clara y seguramente mi posición, mi condición y mi identidad (ver Rom. 12: 2)
Si yo no estoy seguro de mi salvación, entonces estaré participando en esta guerra con un casco frágil, y el campo de batalla es en la mente. (El ejemplo de Adán y Eva Gen 3)
6. La espada del Espíritu
El arma ofensiva del soldado romano de infantería era la espada. Para nosotros esta espada está bien identificada como la poderosa palabra de Dios (Heb. 4: 12) Cuando atacamos al reino de las tinieblas, debemos usarla en toda su potencia y despoblar sus territorios (1 Cor. 1: 18). La espada es un arma que sirve tanto para la ofensiva como para la defensa. Esto resalta su importancia. Si analizamos bien notamos que ella tiene que ver con todos los elementos espirituales antes mencionados. Usándola correctamente y con fe, experimentaremos la fidelidad de Dios y su compromiso con todo lo que Él ha establecido y nos ha revelado en su palabra. (Lc. 5: 1-7)
7. Oración en todo tiempo
Para este enfrentamiento contra huestes espirituales de maldad la oración es un arma imprescindible. La guía de Dios es indispensable para saber como comportarnos ante cada situación. Solo Él que ya venció a estas fuerzas malvadas es quien nos puede ayudar a mantenernos firmes en esta victoria. Él que todo lo ve, todo lo sabe y que todo lo puede. Este llamado es a realizarlo en todo tiempo.
CONCLUSIÒN
Es importante destacar tres datos interesantes:
a. La recomendación es ponerse toda la armadura de Dios. Se necesita esto en su conjunto, y no partes aisladas. Nuestros enemigos están asechando y notan en que lugares estamos débiles y es precisamente allí donde nos atacan. Necesitamos todo este equipamiento para resistir los días malos en los cuales vivimos (Ef. 5: 15-16)
b. La exhortación es a resistir
Se nos alienta a mantenernos firmes, a resistir los embates del enemigo manteniendo la posesión de algo. Jesucristo venció sobre estas potestades y las exhibió públicamente en la cruz del Calvario (Col. 2. 15). Allí ganó para nosotros la salvación y nos revistió de autoridad y potestad para marcar la diferencia en nuestras sociedades, colocándonos en su reino.
c. La armadura descrita solo cubre la parte delantera.
Por eso la oración no puede faltar. Ante enemigos invisibles y tan viles y traicioneros, necesitamos la dirección de Dios y la unidad entre los hermanos. Juntos somos más poderosos y
con las habilidades de uno se cubren las debilidades de otros.
Nuestros enemigos nos quieren mover de allí, desplazarnos de esa posición y condición privilegiadas para detenernos en nuestro accionar e impedir que ayudemos a otros a salir de la esclavitud bajo sus garras. Les animo en este aspecto y les recuerdo las palabras del Apóstol inspirado por las escrituras del Antiguo Pacto:

“Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”
(Ef. 5: 14) (NVI)
¡Les Bendigo!

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